El triunvirato brindó una conferencia de prensa en el marco del arribo de Cristine Lagarde al país y de la ratificación del rumbo económico anunciado en la jornada de ayer por el presidente Mauricio Macri. En ese marco anunciaron que hay una reunión prevista para fines de septiembre con los técnicos del FMI. También se anunció un acuerdo con la CGERA para pedirle al gobierno “un cambio en la política productiva”
Este mediodía el triunvirato de la CGT, brindó una conferencia de prensa anticipando el arribo al país de la directora del FMI quien se reunirá con los ministros de Economía y presidentes de los Bancos Centrales de los países del G20. En ese marco Juan Carlos Schmid en representación de sus pares Carlos Acuña y Héctor Daer anticipó que “no habrá consenso social de parte de los trabajadores organizados”. “Una situación de esta naturaleza va a abrir un frente de conflicto infinito”, dijo y agregó: “Es prácticamente inviable llevar adelante un ajuste de estas características en un país que ya está paralizado y que está en recesión”.
Además, citando al nobel de economía Joseph Stiglitz sintetizó que “En ninguno de los casos donde se aplicaron los programas y la intervención del FMI hubo mejoras y solución de los problemas, sino que se agravaron”, y citó el caso de Jordania: “el año pasado se llegó a un acuerdo con el FMI, se aplicaron las recetas clásicas: ajuste, déficit fiscal y reducción del gasto público. El resultado fue una revuelta y tuvieron que retirar el programa y provoco una crisis gubernamental”.
“Estamos enfrente a una situación muy delicada, pasamos de un endeudamiento menor a un endeudamiento mayor y parece ser que los únicos instrumentos que tiene el gobierno son ajuste o recesión”, añadió.
Por otra parte, se refirió a la conferencia de prensa brindada ayer por el presidente Mauricio Macri donde ratificó el rumbo del programa económico. “Esto no refleja ninguna expectativa de los planteos que ya había adelantado la CGT antes del paro general del mes junio”, dijo.
En cuanto al acuerdo con el FMI, reiteró el cuestionamiento y dijo que “el sindicalismo internacional siempre ha manifestado su rechazo en todas las reuniones con los organismos de crédito “porque ninguna de las intervenciones a escala planetaria nunca han dado un resultado favorable”.
“Seguramente abra algunos sectores dominantes de la Argentina que están encontrando en las palabras al presidente algún respaldo. Pero si el fondo en definitiva como en este caso viene a buscar el consenso social que ha pedido, la directora general tiene que saber que no va a contar con el aval de esta CGT”, señaló.
Luego apuntó a los recortes previstos en materia de reducción del déficit, planteados por el organismo y previstos por el gobierno nacional: “Se dice que hay en juego un ajuste de 300 mil millones de pesos que es el equivalente a 34.700.000 haberes jubilatorios tomados en el mes de junio, o es el presupuesto de los próximos cinco años de las fuerzas armadas, o podría ser que Ciencia y Tecnología esté ocho años sin presupuesto; o podría afectar sensiblemente las partidas de salud a lo largo de tres años. Entonces habría que preguntarse, no como CGT sino como sociedad, si este es el costo social que puede soportar el pueblo argentino”.
También anticipó que los tres representantes del triunvirato han mantenido conversaciones con el representante del FMI para el hemisferio occidental y negociador con la misión argentina, Roberto Cardarelli, quien se comprometió a llevar adelante una reunión con los referentes de la CGT y la CTA a fines de septiembre. En ese sentido sostuvo que el encuentro no es casual, “ni un acto de generosidad” por parte del organismo de crédito, sino que es el resultado de más de 20 años de presiones del sindicalismo internacional que “cuestionó el trazado de los entonces denominados programas de ajuste estructural”.
Asimismo, adelantó que “no habrá consensos en función de los costos del acuerdo y que la gestión cubre la mera formalidad”. También sostuvo que este tipo de encuentros con los dirigentes sindicales y los sectores de la oposición forman parte de esta idea “de un FMI amigable, con un rostro humano que dialoga con los sectores de la sociedad afectados por las medidas”.
El FMI ya no habla de programas de ajuste estructural habla de un diseño, en el caso argentino habla de un diseño. El diseño establece que primero hay que ordenar las variables económicas y lo financiero, y después volver al crecimiento. Esta es una lógica que ya la hemos escuchado en otros tiempos, cuando se hablaba de que había que crecer para luego distribuir. Crecimos pero después no se distribuyó, o cuando se distribuyó, se hizo mal”, completó.