“No somos golpistas, no somos desestabilizadores, pero somos luchadores”, dijo Moyano ante unas 400 mil personas que asistieron a la marcha que logró reunir al sector más duro de la CGT, las dos CTA y los movimientos sociales
Se trató de una demostración de fuerza sin precedentes en los dos años de gestión de Mauricio Macri, quien hasta ahora había logrado parcelar la protesta, hasta tal punto que la CGT marchó dividida contra la reforma previsional en diciembre último. El ritmo de los acontecimientos comenzó a acelerarse a fines de enero cuando Camioneros lanzó una medida de fuerza debido a un intento de modificar el convenio colectivo con un quite importante del porcentaje por antigüedad. A esto se sumó el enojo que generó la decisión del Ministerio de Trabajo de no homologar un acuerdo con las cámaras empresarias del sector sobre el pago de un bono de fin de año. Paralelamente surgieron las denuncias contra Hugo Moyano por irregularidades en el gremio y en Club Independiente.
Frente a esto, el propio dirigente se ocupó de aclarar que no está imputado en ninguna causa al tiempo que comenzó a cuestionar las políticas de gobierno sobre todo en cuanto a la reforma previsional y laboral y el techo a las paritarias. “Me pidieron al menos diez veces que hable bien de la reforma laboral y no lo hice”, dijo Moyano oportunamente y agregó: “no puedo estar a favor de nada que perjudique a los trabajadores”.
En este contexto el Moyanismo comenzó a aglutinar a los descontentos con el gobierno de Macri y la convocatoria al 21F se trasformó en un gran reclamo colectivo contra los despidos y las suspensiones en diversos sectores, el techo a las paritarias, también por los mineros de Río Turbio y los trabajadores del Posadas, y contra la reforma previsional y la laboral.
Así fue como la marcha de ayer reunió además del sindicalismo afín al Moyanismo y al sector más duro de la CGT representado por la Corriente Federal, con Sergio Palazzo a la cabeza, a la CTA Autónoma de Pablo Michelli y la CTA de los Trabajadores de Hugo Yasky junto con las organizaciones sociales como la CTEP, la CCC y Barrios de Pie. También contó con la participación de un sector importante de la izquierda, el Movimiento Evita, y del Peronismo.
El despliegue se dio en plena 9 de Julio. A la altura de Belgrano se ubicó el escenario respaldado por la figura de Eva Duarte de Perón que yace inmortalizada en uno de los muros del Ministerio de Desarrollo Social. De las dos que tiene el edificio se trata de la que tiene a la “abanderada de los humildes” sonriendo hacia constitución, y no la del micrófono que mira al obelisco. La avenida más ancha del mundo, en tanto, fue ocupada por camioneros y los gremios de la CGT. El ala derecha por la Corriente Federal y las organizaciones sociales. Sobre Lima se ubicaron los gremios de las dos CTA, La Cámpora y la Izquierda con una amplia participación del PO y el PTS.
El acto comenzó a las 15 horas con el discurso de Sergio Palazzo, secretario general de La Bancaria. «¿Querían saber cuántos éramos? Muchos más que los 50 que apoyan a Macri», dijo al arrancar. También que «los trabajadores sabemos cuidarnos solos”. Luego apuntó contra los rumores de conflictos en la movilización: «Violencia es haberle robado a los jubilados en el Congreso. Violencia es querer imponer una nueva ley laboral que quita derechos a los trabajadores. La verdadera grieta está entre los que pueden pagar un plato de comida y los que no», apuntó. En otro párrafo brindó su apoyo a Hugo Moyano y le pidió a Macri que se dedique a gobernar para todos, y no solo para los de su clase”.
El siguiente orador fue el único triunviro de la CGT que terminó en pie con la adhesión a la marcha, Juan Carlos Schmid, cercano a Moyano y titular también de la CATT. «En estos dos años, el Gobierno logró endeudar al país de manera infinita y de que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres», sostuvo al comenzar. También apunto contra la gestión y los tildó de “Vagos que apuestan a la timba financiera”.
“No queremos más versos de estos tipos, son vagos que vinieron a llenarse los bolsillos a costa de los más pobres», agregó. «Si no paran con el ajuste, no revisan los despidos, tenemos que seguir juntándonos. Así seremos capaces de construir un gran paro nacional. Vamos por más, todos juntos. Sin unidad, no tenemos destino», advirtió.
Por su parte, Esteban Castro, secretario general de la CTEP, recordó el paro de mujeres del 8 de marzo. «Hay una gran movilización y todos tenemos que acompañar ese paro. Los varones los vamos a reemplazar en esa actividad para que no falte una sola en esa marcha histórica».
Después fue el turno de Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores, quien no anduvo con vueltas y apuntó: «Nosotros sabemos que cada vez que salimos a la calle, este gobierno llama a un juez amigo, interviene algún sindicato o inventa una causa”. “Por eso nosotros bancamos a Moyano y Baradel”, continuó. “Si quieren buscar un ladrón que vayan a Balcarce 50, ahí tienen que buscar. Nosotros queremos trabajo y dignidad», agregó.
Luego, Hugo Moyano cerró el acto. Se los vio emocionado al enfrentarse por segunda vez con la 9 de Julio llena de trabajadores. A ellos les habló la mayor parte del tiempo. Aunque sus primeras palabras fueron dedicadas a los medios oficialistas. “Se dijeron muchos disparates, como por ejemplo que me vienen a respaldar por los problemas legales. Primero no tengo ninguna denuncia de corrupción, pero les quiero aclarar que, si tuviera un problema, tengo las pelotas para enfrentarlo solo”. “No me van a ver arrugar y mucho menos defendiendo los intereses de los trabajadores”.
“Esta movilización multitudinaria conformada por distintos sectores políticos y sociales tiene un solo objetivo que es decirle al gobierno, señor presidente no siga llevando adelante políticas que hambrean a la parte más sensible de nuestra sociedad”, prosiguió.
“No venimos a amenazar al gobierno, no somos antidemocráticos, no somos desestabilizadores, somos hombres y mujeres que venimos a decirle al gobierno que no sigan aplicando políticas que no solo hambrean a la gente hoy sino hambrean el futuro de nuestros hijos porque están hipotecando el futuro de nuestro país. Se lo decimos desde el humilde lugar de laburantes”, afirmó.
“Tienen que escucharnos y no llevarse de los que siempre han pactado, los sectores de poder, de los Ceos que tienen en el poder. Terminen de hacerle caso a esos personajes que llevan a hambrear a los sectores más sensibles. Hay más de un millón y medio de pobres en este país”, apuntó.
Quienes no subieron al palco
Entre los ausentes se encuentran los sindicatos dialoguistas e independientes de la CGT. Entre ellos los empleados de comercio comandados por Armando Cavalieri, personal de la Sanidad de Carlos West Ocampo y los trabajadores de la alimentación liderados por Rodolfo Daer. Asimismo, confirmaron su inasistencia: estatal de UPCN Andrés Rodríguez, el constructor Gerardo Martínez y José Luis Lingeri (Obras sanitarias). Tampoco estuvo ATE de Hugo Cachorro Godoy y los gremios ferroviarios. Tampoco estuvo la UTA de Roberto Fernández y la UOM de Antonio Caló. Aunque de este último asistieron por cuenta propia seccionales en desacuerdo con el secretariado nacional dado el alto grado de despidos en el sector, tal es el caso de Zárate.
Entre los ausentes con aviso se encuentran también el gastronómico Luis Barrionuevo, y Juan Carlos Acuña, quien luego de llamar “Carnero” a Héctor Daer por bajarse de la marcha hizo lo mismo, aduciendo que el reclamo se había desvirtuado con la presencia del kirchnerismo.
No se anunció un paro general. En este sentido se había pronunciado horas antes Schmid, quien sostuvo que para esto la CGT deberá pasar por un nuevo proceso normalizador, que todo parece indicar se daría entre marzo y abril. «Queremos una CGT combativa y en la calle,a dentro o afuera de Azopardo», sostuvo además en esa linea días atrás Pablo Moyano en diálogo con Todo Provincial luego de reconocer que la actual conducción «está quebrada».