Desde el 20 de octubre y hasta el 20 de noviembre en Argentina se lleva a cabo el Mes de la Agroecología, una iniciativa que busca visibilizar las bondades de este modelo que tiene como principal premisa la producción de alimentos saludables sin el uso de recursos externos como fertilizantes, semillas, agroquímicos y combustible, priorizando los procesos y las relaciones ecológicas que ocurren en el suelo y entre la biodiversidad.
Todo Provincial dialogó con Santiago Sarandón. Además de ser uno de los pioneros en este cambio de paradigma, desde hace 20 años cumple una función preponderante en su enseñanza y difusión como titular de la Cátedra de Agroecología de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata. La entrevista:
¿Qué objetivos persigue el Mes de la Agroecología?
El mes de la agroecología propone distintas actividades para visibilizar este modelo, contar de qué trata y derribar algunos mitos. Buscamos demostrar que es un modelo viable, con el que puede ganarse dinero y que además empodera a agricultores que se dan cuenta que el sistema tecnológico vigente no da para más pero no encuentran alternativas. Hay otro modelo posible y es mucho mejor, tanto para los individuos como para la sociedad.
¿Pueden coexistir ambos modelos?
La agroecología apareció como un modelo contrahegemónico crítico hacia un modelo vigente de alta tecnología que muestra signos inequívocos de agotamiento. Estamos hablando de la agricultura, una de las pocas actividades esenciales para la humanidad porque produce la mayor parte de los alimentos.
La agricultura es una actividad que no se puede interrumpir pero el modelo actual muestra síntomas de que no será posible mantenerlo en el tiempo, no tiene sustentabilidad ecológica y social porque la sociedad cuestiona fuertemente sus consecuencias. Por lo tanto es un modelo que hay que superar, no abrirle una puerta lateral, porque no da para más.
La gran discusión es si todos los problemas que se ven son daños colaterales o pequeñas imperfecciones de un buen modelo que se pueden arreglar siendo más eficientes o si simplemente son las consecuencias de un modelo equivocado que es lo que cree la agroecología. Esto no se puede arreglar con un poquito más de cuidado o Buenas Prácticas Agrícolas porque se permanece dentro del mismo modelo.
-¿Por qué cuesta tanto avanzar en este cambio de paradigma?
Hay muchos prejuicios, cuestionan a la agroecología porque supuestamente carece de base científica pero lo hacen con afirmaciones que no están demostradas en ningún trabajo que las demuestre como la premisa de que no se puede producir sin pesticidas.
Mucha gente joven piensa que su destino es trabajar para las empresas que venden agroquímicos. Si serán evaluados por lo que venden sería muy difícil recomienden no aplicar cuando no es necesario. En esa cuestión hay un conflicto de intereses, un problema moral y ético.
-¿Por qué un productor haría aplicaciones innecesarias si eso conlleva mayores costos?
La mayor parte de los agrónomos realiza aplicaciones porque le parece que hay que hacerlo. No creen posible que haya sistemas capaces de mejorar los controles biológicos, la regulación biótica. Aplican por desinformación porque creen que habría más plagas pero no es cierto. Los productores que practican la agroecología pueden manejar sus sistemas sin aplicar agroquímicos, por qué los demás no podrían. Muchos dicen no se puede pero en realidad deberían decir yo no lo sé hacer.
Un paradigma es una estructura de pensamiento de la que uno es prisionero sin ser consciente que domina una época en determinada región del mundo. Ya decía Albert Einstein que tratar de solucionar un problema con las mismas ideas que los ocasionaron es un error. Si queremos resolver los problemas no podemos seguir en el mismo callejón. En ese callejón sólo se nos ocurrirá cambiar de productos o aplicar más veces. La agroecología es un cambio de paradigma que ante una plaga en vez de preguntarse qué le pongo se pregunta por qué apareció.
-¿El modelo actual multiplicó los rendimientos y la producción total de alimentos?
La cuestión de las toneladas cosechadas encierra una gran discusión porque con los niveles de producción actual hay casi mil millones de personas con hambre según la FAO. A veces plantean que la agroecología generaría hambre pero no lo sabemos porque todavía no domina. Pero si aplicamos ese indicador al modelo actual vemos que no resolvió el problema del hambre. Además, en muchos casos está produciendo comida para animales y combustibles. Ese también es un dilema ético.
Por otra parte, la agroecología amplía los sistemas de cultivo a muchas especies, es decir la biodiversidad, lo que hace más eficiente en la captura de recursos como el agua, la luz y nutrientes, pudiendo producir más por unidad de superficie total, no por cultivo. Eso está demostrado científicamente. A la agroecología no sólo le importa la cantidad sino también calidad de los alimentos.
-¿Con la agroecología se pueden mantener los mismos rindes?
El rinde es una de las tantas medidas de eficiencia que se pueden usar para evaluar un sistema productivo. Mide los kilos de producto útil por unidad de superficie. Pero actualmente es insuficiente. Quizás, hace 100 años, lo único que limitaba la producción era la cantidad de tierra disponible pero actualmente se debe tener en cuenta el agua que es escaza, unidad de energía y unidad de nutriente que también son escasos.
Ya no tiene ningún sentido medir únicamente la cantidad de kilos por hectárea, también hay que evaluar durante cuánto tiempo, porque una cosa es una sola cosecha y otra 50 años, y con qué consecuencias. Si logro un sistema altamente rentable pero tengo que esclavizar gente no puedo evaluar el rendimiento porque hay un problema social. De hecho, luego de la Guerra de Secesión nunca pudieron demostrar que el modelo sin esclavos era más rentable, pero había un problema moral.
-¿Se puede convencer a sectores altamente concentrados que sólo miran la rentabilidad?
No tiene ningún sentido tratar de convencer a alguien que no tienen ganas de cambiar. Lo que se debe hacer es generar una incomodidad para que se comiencen a preguntar si hay alternativas. El Estado es el dueño de los recursos y por lo tanto debe evaluar que modelos lo favorecen y cuáles lo perjudican.
Actualmente hay un indicador muy interesante. Muchas actividades que antes daban prestigio ahora son vergonzantes. Por eso ahora hay muchos productores que niegan las aplicaciones, lo hacen de noche o eligen productos sin olor porque los vientos cambiaron. Lo que antes era de personas muy tecnificadas hoy se esconde porque la sociedad entendió que tiene consecuencias negativas.
Por otra parte, gracias a iniciativas como el Mes de la Agroecología, comenzó a ser cada vez más visible que es posible otros modelos sin plaguicidas. Eso hace que la tolerancia a la aplicación de agroquímicos baje y eso es lo que está sucediendo actualmente.
-¿La agroecología es rentable para los productores?
La agroecología puede brindar mejores márgenes porque baja los costos y además trae mayor estabilidad del sistema. Sin embargo, a una persona que sólo quiere ganar y maneja un pool de siembra solo como una inversión no le interesa la agroecología.
En la jerga pareciera que lo único que importa es el rendimiento. Pero los productores que pasan a la agroecología se dan cuenta que la añoraban porque es parte constitutiva del ser humano. Muchos hablan de felicidad. La agroecología rescata la integralidad del ser humano.
Por otra parte, este modelo recupera a los agricultores familiares, un actor que estaba invisibilizado y mucho tiempo fue considerado ineficiente. Esto es una revolución del pensamiento que demandará mucho tiempo hasta consolidarse porque cuestiona todo: la educación, la investigación y la estructura de organismos de ciencia y tecnología. Pero hay que dejar en claro que no queremos compartir ni coexistir porque el otro modelo está equivocado.
# Mes de la Agroecología