El último año de la escuela secundaria sin dudas es un período bisagra en la vida. Se termina la “educación obligatoria” y cada cual debe seguir su camino, pero antes se debe definir un rumbo, algo por demás complicado en un mundo que presenta cada vez más opciones. La realización de un test vocacional aparece entonces como una herramienta imprescindible que permite reafirmar ideas previas o comenzar a tener una orientación hacia donde apuntar.
¿Qué carrera puedo estudiar? Esa pregunta ronda en la gran mayoría de los jóvenes que se encuentran cursando los últimos años del colegio secundario. Aquellos que tienen la oportunidad de iniciar estudios superiores muchas veces se ven presionados por la necesidad de hacer una elección correcta, porque la mayoría de las veces el tiempo y los recursos aparecen como recursos que se deben cuidar.
La gran diversidad de ofertas de estudio puede ser vista como una verdadera bendición si se compara con lo que sucedía décadas atrás pero como contracara genera una mayor incertidumbre respecto a cuál es la carrera ideal.
Esta disyuntiva aparece por demás complicada si se tiene en cuenta el período en la vida en que generalmente se debe enfrentar. Esta decisión suele ser tomada mientras se transcurre la adolescencia, sin demasiadas nociones del mundo laboral y con los sentimientos a flor de piel por el inminente cambio de vida que empieza a asomar.
En ese contexto se debe responder con cierta urgencia una pregunta que se les hace a todas las personas desde que son niños: ¿Qué querés ser cuando seas grande?
Aunque existen contados casos en la que las personas se desarrollan con una vocación bien determinada, la mayoría de las veces sucede que las ideas previas responden más a las presiones o aspiraciones de los padres o el entorno familiar más cercano.
Otro problema habitual suele ser el desconocimiento de las carreras y de la incumbencia de cada profesión lo que hace que los gustos personales no se condigan con la tarea que la persona desarrollará en el mundo laboral, una vez egresada.
Muchas personas suelen reconocer que erraron en la elección de su carrera cuando los estudios están muy avanzados o, inclusive, cuando se llevan varios años de ejercicio laboral. Muchas veces, las ideas previas en torno a las profesiones se basan más en relatos construidos en películas que en lo que sucede en la vida real.
El aspecto económico también debe ser tenido en cuenta de acuerdo a las aspiraciones de cada uno ya que hay algunas carreras que difícilmente puedan superar cierto techo salarial. Para algunos este tema es importante y para otros es algo secundario, pero sin dudas es una arista que se debe tener en el radar.
Por todo esto, los tests vocacionales aparecen como una herramienta fundamental que debe ser tenida en cuenta, por más que se piense que uno ya tiene la decisión tomada. También es importante comenzar a explorar los planes de estudio, entrar en contacto con estudiantes de distintas carreras de agrado y también con profesionales que podrá explicar de qué se trata esa disciplina llevada a la práctica.