El cardenal estadounidense – peruano Robert Francis Prevost Martínez ha sido elegido como papa en el Cónclave para suceder a Francisco. Un artículo publicado en un medio religioso el pasado 2 de mayo anticipaba la llegada del pontificio del Papa León XIV y también las características que tendrá su papado.
El artículo escrito por César Rollán Sánchez para eclesalia.net adelantó la sucesión de Francisco con un pontificio de la misma línea y hasta adivinó el nombre elegido por Prevost para su papado. El texto completo:
LEÓN XIV, TE ESPERAMOS
Cuentan las crónicas que León fue el gran amigo de Francisco. Se dice que acompañó al santo de Asís en alguno de los episodios más conocidos de su vida. Fue testigo de las bondades, debilidades y fortalezas de Francisco y fiel seguidor de Jesús, como su querido compañero.
Andamos de cónclave en la Iglesia. A diferencia de las elecciones de las democracias del siglo XXI, a nuestro próximo papa lo elegirán un grupo de hombres, nombrados por los papas anteriores. No cabe duda de que, atendiendo a los signos de los tiempos, las cosas deberán cambiar, pero vamos a quedarnos con lo que tenemos, nuestra realidad, para ver qué puede pasar después de «Franciscus».
De entre los papables imaginemos a uno, compañero del papa argentino, que hubiera sido testigo de sus gozos y esperanzas, seguidor de Jesús al estilo del «padre Jorge» y con ánimo para servir en Iglesia según el Evangelio. Se llamaría León, claro. Sería el catorce de la lista, un nombre poco original a primera vista, pero cargado de significado si atendemos a lo que contaba al comienzo.
León XIV tendría ante él un camino trazado, recorrido en parte y con señales claras para no perderse. No iría solo, seguiría en «Santa Marta» para continuar escuchando y conviviendo. Caminaría en sinodalidad hacia la asamblea eclesial. Le caracterizaría la humildad, la sencillez y la alegría como al santo franciscano. Le gustaría «jugar en campo contrario» para hacerse «griego con los griegos». Viviría la esperanza de la fe, sin ilusionismo, la caridad con autenticidad y todo lo demás con naturalidad.
León XIV sería un papa con una profunda interioridad, razonable, abierto a los avances de la ciencia, atento a los signos de los tiempos. Compartiría los gozos y esperanzas del pueblo de Dios, por eso su palabra llegaría por todos los medios y redes sociales como «bálsamo» que apacigua el corazón y prepara para el compromiso por la justicia.
León XIV se encontraría con la mitad de la humanidad, femenina ella, en igualdad, y conseguiría volver a la Tradición de Jesús, para que, después de él pudiera llegar una Clara, Lidia, Magdalena… primera, a sucederle. Todo en proceso, como pretendió su antecesor, pero con la dirección apropiada para ser sal y luz en el mundo, ni mucho más, ni mucho menos.
León XIV, «Leo PP. XIV», sin nombre secular todavía, ni lugar de nacimiento conocido aún, hombre de Dios «a escala humana», te esperamos. «Paz y bien«. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia. Puedes aportar tu escrito enviándolo a eclesalia@gmail.com).