El presidente Alberto Fernández encabezó el acto de reapertura de FANAZUL, la planta de explosivos de Fabricaciones Militares en la localidad de Azul que había sido cerrada y desguazada durante el gobierno de Mauricio Macri, provocando el despido de unos 200 trabajadores.
Acompañado en el estrado por el jefe de Gabinete y precandidato presidencial del FdT, Agustín Rossi, y por el ministro de Defensa, Jorge Taiana, Fernández apuntó contra el gobierno de Juntos por el Cambio: «Fue una política que cerró muchas industrias, convencidos de que Argentina no es un país llamado a industrializarse sino que, en el mejor de los casos, podía ser el supermercado del mundo».
El presidente remarcó la importancia de «poner en valor la industria de la defensa» y aseguró: «Debemos preparar nuestras Fuerzas Armadas para la defensa nacional. Como bien dijo el ministro de Defensa, mi querido amigo Jorge Taiana, no para promover la guerra, sino para que todos estén atentos a que aquí tenemos nuestras propias capacidades para defendernos, cuando alguien quiere imponernos algo que como país no podemos soportar».
Respecto de la viabilidad de la fábrica FANAZUL, destacó que ya está comprometida para la exportación toda la producción conseguida hasta el momento y que, al producir explosivos que se usan para minería «esa demanda va a seguir (…) en todo América Latina y también en Argentina».
«Estamos haciendo un buen negocio como sociedad volviendo a recuperar el trabajo para Azul. Estamos haciendo un buen negocio como argentinos», añadió.
Previamente, el ministro de Defensa repasó la historia de Fanazul y dijo que se trata de «una recuperación importante» ya que en el lugar «se progresa, se avanza, se capacita gente, se produce».
Taiana destacó que la recuperación de las capacidades de FM es «fundamental» para la Defensa y para el fomento de la pequeña y mediana empresa, y afirmó que Argentina deberá encara la fabricación del trotyl necesario para la producción de municiones de gran calibre.
Rossi, por su parte, manifestó que en 2018, recorriendo Azul, mantuvo un encuentro con quienes habían sido despedidos de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos (Fanazul). «Vendían empanadas y locro para sobrevivir al macrismo. Les prometí que si llegábamos al Gobierno íbamos a reabrir la fábrica», recordó.
«El abrazo de los compañeros con quienes me comprometí hace 4 años es el mejor reconocimiento que puede recibir un político por su gestión», destacó Rossi y afirmó: «A ellos, todo mi cariño, por su lucha y ejemplo. Y por la confianza, que hizo que nunca bajarán los brazos».
El cierre de FANAZUL y despido de más de 200 empelados a fines de 2017, convirtió a esa fábrica del interior bonaerense en un caso emblemático de lucha contra el ajuste. Ollas populares, más de mil días de acampe, cortes en las rutas 51, la 3 y la 226; marchas; dos grandes movilizaciones desde la localidad de Azul hacia Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y la conformación de un comité de crisis fueron parte de esa resistencia.
FANAZUL: pasado, presente y futuro
Ubicada a unos 32 kilómetros del centro de Azul, Fanazul fue inaugurada en 1946 y desde sus inicios estuvo destinada a producir bienes y servicios para la defensa, la minería y otras actividades.
Abocada al abastecimiento de estos sectores, la fábrica llegó a ser la única productora de trinitrotolueno (TNT) de Sudamérica.
Durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, Fanazul se reactivó, luego de un fallido intento de privatización en la gestión de Carlos Menem.
Entre 2003 y 2015 se incorporó personal e inversión a la empresa, y de esta forma «estuvo dentro de los estandartes internacionales», comentó semanas atrás a Télam Oscar Galante, vicepresidente de Fabricaciones Militares.
Fue así que, para 2015 había cinco plantas productivas dentro de la unidad: la de Nitroglicerina, Trinitrotolueno (TNT), Emulsiones explosivas, Planta de Proyectiles, y el servicio de Destrucción de Materiales Explosivos.
Pero el proceso se interrumpió cuando el gobierno de Cambiemos determinó, en ese fin de año de 2017, el cierre de la fábrica para «achicar gastos» del Estado.
A partir de la reapertura, fueron aprobados los proyectos estratégicos: reactivación de la planta de Nitroglicerina y mastermix; reactivación del servicio destrucción de explosivos y desmilitarización.
Para la reactivación se ejecutó una inversión de más de cinco millones de dólares y se prevé una inversión total estimada, entre 2020 y junio 2023, de seis millones y medio de dólares.
Actualmente, la planta cuenta con 118 trabajadoras y trabajadores de los cuales 15 pertenecen a la nómina original, 95 fueron reincorporados y ocho son nuevos.
En tanto, la nómina actual posee un 7,6% de plantel femenino y se prevé que a finales del mes de mayo se incorporen cinco empleados más y cuatro pasantes de ingeniería.