Los especialistas en educación coinciden en señalar la importancia de promover a la escuela como un ámbito para fomentar la lectura y también la escritura, dos armas muy poderosas para todas las personas que se apropian de ellas.
La escuela es el lugar privilegiado para conocer obras literarias y fomentar que cada estudiante se relacione con la escritura y construya criterios sobre los textos. Abordar la escritura literaria habilita un trabajo profundo con el lenguaje que implica leer y elaborar nuevos textos, ser creador y productor. Sin dudas, en las aulas de hoy están los futuros escritores.
Por eso es muy importante que los docentes desarrollen estrategias para fomentar la escritura creativa dentro de la currícula. En la actualidad, las variantes son muchas y con la irrupción de internet resulta mucho más sencillo elaborar propuestas atractivas que atrapen a los estudiantes. En la web existen muchas herramientas como el caso de los recursos educativos de Frases.Top.

A diferencia del lenguaje oral, la lectoescritura es mucho más compleja, por la necesidad de adquirir y aprender a utilizar ciertos códigos que requieren de un mayor desarrollo intelectual. Su práctica habilita nuevas formas de reflexión, mejora el vocabulario y el conocimiento estructural del idioma y por lo tanto del mismo pensamiento. Eso no quiere decir que la misma esté reservado para eruditos, sino todo lo contrario.
“Todos podemos ser escritores” dijo la reconocida escritora argentina Liliana Bodoc en una charla con alumnos de escuelas secundarias y agregó: “algunos publican y otros no llegan a hacerlo, pero la condición de escritor es una necesidad y decisión interna”. Esa es una idea clave para que cada vez más personas se atrevan a escribir, en busca del gusto y el desarrollo personal, más allá del éxito en el mercado editorial.
Actualmente no solo se lee a través de los libros en papel. El avance tecnológico permite leer a través de celulares, computadoras y libros digitales. De todos modos, el libro tradicional sigue siendo un formato consolidado que debe seguir ocupando un lugar privilegiado ya que conecta con una forma de apropiación del lenguaje que escapa de la inmediatez y lo fugaz que caracteriza a las nuevas tecnologías.

La escritura está muy ligada a lo lúdico. Por eso, los disparadores deben despertar el interés de los alumnos y una sensación parecida a las ganas de jugar. Existen diferentes técnicas que suelen funcionar de maravillas como el “el juego del mentiroso”, en el que el docente cuenta una historia con un dato falso que los estudiantes deben averiguar y luego cambiar por otras opciones, o las “lecturas del entorno”, para fomentar una mirada perspicaz de lo que nos rodea, o pensar la historia que guarda cada objeto.
A diferencia de lo que indica el sentido común, especialistas aseguran que en la actualidad se lee y se escribe mucho más que antes. Las redes sociales y la tecnología 2.0 convirtieron a todos en receptores y también creadores de contenidos. La educación formal deberá entonces canalizar todo ese torrente comunicacional para desarrollar habilidades y expandir los límites en el uso del lenguaje.