El paso de los años ha invertido la migración de las personas pero, paradójicamente, en el escenario actual ocurre todo lo contrario. En la época de nuestros abuelos o bis abuelos, la gente se mudaba del campo a la ciudad. La industrialización instalada en las urbes proponía oportunidades laborales y crecimiento económico. Y aún lo hace, pero con un costo en materia de calidad de vida.
El foco económico, industrial y comercial continúa concentrado en las grandes ciudades. Pero parece ser que las personas se han cansado de todo lo que ello implica. La rutina, los horarios, las aglomeraciones, el ruido, el andar a las corridas. La vida de la ciudad ya no se presenta como la mejor y más deseable alternativa para vivir. Lejos de ello, sus habitantes intentan migrar a la periferia de los grandes conglomerados urbanos.
Desde el estrés hasta la inseguridad, pasando por la vorágine de la ciudad. Por diversos motivos, cada vez son más los argentinos que deciden mudarse al campo. Abandonar la frialdad del asfalto por la calidez del césped. El perturbador ruido de los autos por el armónico sonido de la naturaleza. El estruendo de las bocinas por el cantar de las aves.
Quienes tienen la posibilidad, construyen una vivienda desde cero en algún lugar deseado. Montan el futuro hogar que reemplazará al actual. Otros tantos, refaccionan y/o amplían la histórica casa de fin de semana. Transforman esa construcción sencilla ubicada a pocos minutos de la ciudad en su hábitat permanente. Pero muchos otros, consultan casas de campo en venta que se ajusten a sus necesidades.
El entorno deseado
Un lugar para cambiar de vida, para mejorar nuestra calidad de vida. Ese lugar que quizás nos vaya a alojar el resto de la vida. Hay que elegirlo con la magnitud que reviste. Su ubicación debe ser prioridad al momento de seleccionarlo. Por sobre las comodidades y los metros cuadrados. Justamente es por el entorno que decidimos mudarnos.
Las descripciones de los anuncios de casas de campo en venta destacan su ubicación geográfica. La distancia respecto de la urbe más próxima y de las rutas de acceso. Un relato detallado de las características de ese entorno abierto y despoblado que deseamos. Y de los servicios públicos que ofrece. Porque, a menudo, las ciudades periféricas poco habitadas no cuentan con la totalidad de ellos. Quizás tengan energía eléctrica pero no gas natural, por ejemplo.
Las mejores ubicaciones geográficas
La Argentina es un territorio con grandes porciones de tierra deshabitada o poco habitada. Todos sabemos que la mayor concentración de población se registra en la provincia de Buenos Aires y en la Capital Federal. Seguidas por grandes ciudades como La Plata, Córdoba y Rosario, por mencionar algunas.
Pero a pocos kilómetros de estas concentraciones poblacionales existen reales paraísos naturales y tranquilos. Espacios ideales para vivir lejos del ruido y el estrés cotidianos de la ciudad. Ambientes para disfrutar del campo sin necesidad de alejarse demasiado de las prestaciones urbanas. Veamos algunos de ellos en el territorio bonaerense.
· Cañuelas
La ciudad de Cañuelas está situada a 60 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se ubica al noreste de la provincia de Buenos Aires. Tiene una superficie de 120.000 hectáreas y 42.575 habitantes. Lo que resulta una densidad de 35,4 habitantes por kilómetro cuadrado.
El partido forma parte de la Pampa Deprimida. Una zona característica por su chatura. Por el cauce poco marcado de sus ríos, las lagunas y los espejos de agua. Se trata de una estepa de gramínea, apta para el ganado. La actividad agropecuaria se destaca en la zona. El entorno es ideal para comprar una casa quinta. Más aún si se quiere incursionar en la producción agrícola y/o ganadera.
· Luján
Tiene una población estimada de 120 mil habitantes en una superficie de 777 kilómetros cuadrados. Se ubica en la Pampa Ondulada, sobre la cuenca del río homónimo, el cual atraviesa su casco fundacional. Se destaca por su actividad agropecuaria, industrial y vinculada a los servicios. Pero durante los últimos años creció en materia turística y en el turismo rural.
La localidad de Carlos Keen es elegida por visitantes de todo el país. Para pasar días de campo, degustar su gastronomía y recorrer sus edificios históricos típicos del interior argentino. Es un excelente destino para abandonar la gran ciudad e instalarse en un entorno completamente diferente.
· Punta Indio
Ubicada a pocos kilómetros de la ciudad de La Plata, Punta Indio se emplaza entre los ríos de la Plata y Samborombón. Cuenta con el Parque Costero del Sur, declarado reserva de la biósfera por la UNESCO. Sus paisajes responden a los de la llanura pampeana. Los Talas se destacan en su flora y las aves entre su fauna. El Pueblo de Punta del Indio es ideal para vivir cuando buscamos un destino bello y tranquilo.
Una casa de campo emplazada entre sus bosques y arroyos garantiza un ambiente pintoresco, pacífico y natural. Punta Indio combina la naturaleza con la plaza de arena. La paz de la periferia con la cercanía casi inmediata de la capital de la provincia de Buenos Aires. Una opción para tener en cuenta al migrar de la ciudad al “campo”.
La rutina acelerada de la ciudad tiende a saturar. Y la pandemia de Covid dejó claro que no siempre es necesaria la vorágine. La alternativa del trabajo a distancia instalada casi obligatoriamente llegó para quedarse. Y es una modalidad inmejorable cuando nos planteamos un cambio de vida. Y manteniendo el mismo trabajo.
Porque la computadora en la que trabajamos puede situarse en cualquier ubicación geográfica. Porque lo mismo que hacemos desde la ciudad podemos hacerlo desde el campo. Da igual si estamos en un departamento del microcentro. O en el comedor de nuestra nueva casa de campo en las afueras.
Migrar de la ciudad al campo reviste un cambio radical en la calidad de vida. Representa mejorar hábitos y conectarnos con la naturaleza. No es un mal negocio.
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