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Historias Pyme: «El Faro» semillitas de girasol, una costumbre ligada al fútbol y el barrio

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Todo Provincial RADIO entrevistó a Sergio Santuchi, dueño de la Pyme de Berisso “El Faro” que vende semillas de girasol y maní con cáscara. Sergio contó la historia del emprendimiento familiar que nació en calle New York, emblemática por ser la meca de la industria frigorífica y del movimiento de trabajadores que dio nacimiento al 17 de octubre de 1945.

“El girasol y el maní se compra crudo, seleccionado. Luego en la planta de Berisso se tuesta en hornos de, más o menos, 200 kilos y por último, se envasa”, detalló el empresario Pyme y agregó: “El proceso es similar con ambos, lo que varía es el tiempo de cocción”.

Sergio develó un misterio que generó todo tipo de teorías entre los consumidores de semillitas: ¿por qué las bolsas de El Faro también trae maní? “Fue totalmente fortuito. En una época el maní en vaina, es decir, con cáscara venía muy roto y la gente no quería el grano suelto por lo que teníamos un excedente. Por esta razón se comenzó a mezclarlo con el girasol y luego, cuando el maní vino en mejor estado, se dejó de sumar maní en las bolsas de girasol y ahí todo el mundo lo reclamaba”, relató el vecino de Berisso.

Y agregó: “Se ha dicho que el maní estaba ahí porque absorbe la humedad, pero es un mito. Sucedió, simplemente, porque no sabíamos qué hacer con el maní que quedaba y comenzamos a ponerlo junto con el girasol para darle una solución y no desperdiciarlo porque el maní es mucho más caro que el girasol. Ahora ya quedó instalada esa costumbre y la gente, como les decía, reclama el faltante de maní”.

Sobre la venta de estos productos y el impacto de la crisis, Santuchi comentó: “Con la capacidad instalada de trabajo podemos tostar mil kilos por día pero hoy en día no se trabaja eso, sino estamos en la mitad o menos. Hace 10 años, el consumo de semillitas quintuplicaba el actual”.

“Lo relacionamos un poco con la crisis y también con los cambios de costumbres. Antes se consumía mucho más que ahora porque hoy pasó a ser un producto que se disfruta en la cancha únicamente. Antes se consumía mucho en los colegios pero ahora está prohibido”, agregó. 

“También tiene que ver con que las personas estaban más en la calle, en las esquinas, los pibes comiendo girasol en las esquinas y ahora eso cambió. Las semillitas estaban relacionadas al barrio y al haber menos barrio que antes eso hace que la gente haya cambiado de consumo”, reflexionó Santuchi.

El otro dato llamativo es la fuerte ligazón del consumo de semillitas de girasol con el fútbol. “Las ventas aumentan mucho durante los Mundiales o en la Copa América porque está asociado directamente con el fútbol. La gente antes de ver el partido va al kiosco, se proveen y además porque es un producto barato que entretiene. En otra época aumentaba mucho el consumo de girasol cuando aumentaba el cigarrillo pero ahora eso no se nota”, comentó.

El entrevistado contó la historia de “El Faro” y detalló: “Mi papá empezó a trabajar con un señor griego que se encontraba en la zona de calle Nueva York, acá en Berisso, donde estaban los frigoríficos, con una venta ambulante. Estamos hablando de la década del 50, hace ya 70 años. Después le dejó todo el reparto a mi papá y él siguió”.

“Mi papá andaba en un triciclo y tenía un hornito manual en su casa, era como una olla. Todo muy artesanal, como es hoy también pero hoy está un poco más tecnificado aunque continúa siendo una tarea artesanal”, destacó el pequeño empresario.

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