Se viene el verano y arranca la temporada de pesca de tarariras, una especie emblemática del interior bonaerense que estuvo en crisis producto de la gran mortandad ocurrida en 2007. Todo Provincial entrevistó a Víctor de Víctor, profesor en Biología, pescador y periodista especializado en pesca.
Víctor De Víctor es profesor de Ciencias Biológicas, licenciado en Gestión Educativa, Periodista, y pescador desde su infancia. Lleva escritos cuatro libros, el último “Manual de pesca para niños” fue publicado semanas atrás por la Editorial Dunken. Todos pueden encargarse en el portal pescadores en la red. La entrevista con Todo Provincial:
-¿Cómo arrancó esta temporada?
Empezó de manera atípica, el pique de la tararira ya debería estar firme pero los cambios de temperatura abruptos hacen que haya esperar algunos días más. Es un pez neotropical y es muy susceptible a los cambios del clima.
-¿Se pudo recuperar completamente luego de la gran mortandad del 2007?
En 2007 lo que sucedió fue más por el frío que por la sequía. Fue el año de la nevada del 9 de julio. Lo llamativo es cómo se ha logrado recuperar en muy poco tiempo. Es un pez que tiene algunas características en cuanto a la dispersión de sus huevas fecundadas que permiten encontrar espejos de agua con tarariras que no están vinculados a ningún tributario. Esto es porque las huevas fecundadas adquieren como un pegote que se adhiere a las escamas de las patas de las aves, diseminándose por todos lados, hasta en los lagos de Palermo.

En aquel evento crítico del 2007 hubo una bajante de temperatura muy grande que hizo que las tarariras chicas murieran por una cuestión de proporcionalidad en el consumo de oxígeno. Cuando hace mucho frío, las tarariras grandes obtienen su energía del glucógeno y algunos aminoácidos, lo que les termina destrozando el organismo.
Ese evento hizo que durante varios años varias lagunas quedasen completamente vacías de tarariras. Sin embargo, ya se han recuperado y muy fuertemente.
Sin embargo, en 3 ó 4 años se recuperó. En 2017 hicimos estudios con relevamientos en varias provincias para un libro que publiqué sobre las tarariras. En ese momento pudimos ver que espejos de agua cercanos a la Ciudad de Buenos Aires como las lagunas de Lobos y la de Monte había una cantidad infernal de taruchitas de 25 centímetros. Ahora los espejos están poblados de tarariras de arriba de 2 kilos.
-¿Por qué la pesca de tarariras tiene tantos adeptos?
Es una especie que tiene una pescabilidad que la da su popularidad entre los pescadores. Se puede pescar en un montón de ámbitos, con un montón de modalidades: carnada, cuchara, señuelo o mosca.

¿Por qué todavía no está firme el pique?
Para que la tararira esté completamente activa el agua tiene que estar calentita y eso todavía no ha ocurrido. Ahora puede tomar algún señuelo de los que son irresistibles, como las famosas gomas, traída con alguna cucharita adelante que vienen rascando el fondo, que molestan a las tarariras por territorialidad.
-¿Cuántos años pueden vivir las tarariras?
Una tararira puede vivir unos 14 años. Los peces crecen durante toda su vida pero esa velocidad es totalmente desproporcionada por una cuestión natural. Debe ser muy abrupta en el primer tiempo de vida porque si no son presas fáciles. El pejerrey crece 21 centímetros en un año. Después el crecimiento es muy gradual.
La tararira es muy generosa en cuanto a la adaptación, tolera aguas flojitas de oxígeno y también frías. Es un pez que abrió un gran abanico en cuanto a su dieta como respuesta evolutiva a su adaptación. Las tarariras son ictiófagas, se alimentan de cualquier otro pez, reptiles, lagartijas, culebras, mamíferos como ratoncitos o pichones de nutria, insectos o aves.
-¿Hay más conciencia entre los pescadores en cuanto a la necesidad de no matar tarariras?
Yo soy miembro de la comisión directiva del Club de Pescadores de Buenos Aires y estoy presentando un proyecto para que en las sedes del club no se permita la extracción de ninguna tararira, con todo un soporte científico. Si uno las quita es difícil que se reponga porque son muy territoriales.
De todos modos creo que hubo un punto de inflexión hace 11 años con la creación de la Asociación Argentina de Pesca con Señuelo en las que reunimos todos los actores para darle un salto de calidad al pescador. Desde el 2005 estoy trabajando en explicar todo lo que rinde la tararira más allá de una tarta o una empanada. De a poco fuimos logrando que el pescador que se denomina pescador no mate ni una tararira.

Las tarariras generan un gran movimiento económico para un montón de actores. Estoy convencido que debería estar prohibido matar tarariras, al igual que dorados, surubíes, bogas y chafalotes, entre otras especies. No es lo mismo que el pejerrey porque una hembra de esta especie pone 40 mil huevas por lo que es imposible arruinar una laguna a menos que se haga pesca indiscriminada o la cueles con una malla.
-¿Qué establece la legislación respecto a la pesca de tarariras?
Desde el 2007 está vigente la disposición 177 que reglamenta la veda, un mínimo de 40 centímetros y hasta 3 piezas por pescador. Igual yo creo que se mata o no se mata, nosotros pedimos que no se mate sobre todo en espejos de agua cerrados. No hay que esperar que los gobernantes sean ejemplo, el cambio viene desde adentro.
Todavía no hay una legislación fuerte respecto a matanza de peces. En Argentina no existe la figura legal de delito ecológico, se arregla solo con una multa y entre los pescadores es aún más complicado.
Desde arriba se da el mal ejemplo es imposible que abajo se tome conciencia. Si en el supermercado de 4 letras venden taruchitas congeladas es muy difícil que después perdirle al pescador que no las maten si en el supermercado la venden. Otro tema es el pescador uña negra que se lleva la conservadora y se vuelve con 30 tarariras.
Si todos los fines de semana se llevan 30 tarariras por pescador en algún momento se van a terminar. Pero por suerte cada vez hay más conciencia.