El proyecto se desarrolla en la Secundaria 2 de la localidad bonaerense de Arrecifes. Según su directora, Ana Vesprini, la idea “no es prohibir su uso sino favorecerlo como herramienta en el aprendizaje de las distintas disciplinas”.
Mediante los acuerdos de convivencia los alumnos y docentes acordaron implementar una serie de cajas en las cuales todos depositan sus dispositivos móviles durante las clases para contar con un tiempo sin redes.
“Hace años venimos trabajando en enseñarle a los alumnos cuándo se puede usar y en qué momento no es necesario», explicó Laura Lema, vicedirectora de la escuela.
Cuando se necesite para fines pedagógicos, los chicos van a poder usar el smartphone. «Si no se considera importante su uso, se pondrán los teléfonos en una caja fuera del salón», detalló y agregó: «En mis horas les hago usar mucho el celu, pero siempre que sea un buen uso”.
La medida estuvo acompañada de otras acciones que tienen que ver con la toma de conciencia del uso responsable del celular. Desde la escuela aseguraron que los resultados “fueron satisfactorios”.
Además, resaltaron que de esta manera se logró poner fin a una serie de conflictos derivados de “distintos tipos de hostigamientos a través de las redes y, a la vez, optimizar el uso del celular en el aula”.
«Los chicos estaban disconformes porque se tomaban fotos y se usaban de una forma que no correspondía», explicó Lema.