En 1989 el diario Ámbito Financiero, especializado en temas económicos, acuñó un nuevo término: GOLPE DE MERCADO, extendiéndose rápidamente en el ámbito de la Sociología y la Ciencia Política.
Este concepto describe el accionar de grupos económicos o de lobistas, internos como externos, en defensa de intereses espurios intentando influir en las políticas públicas, desestabilizando la economía hasta el punto de afectar la estabilidad política.
El escenario en que emerge esta concepción fue la crisis económica alfonsinista que, ante las erráticas medidas tomadas, creará las condiciones necesarias para que, cierto sector genere una atmósfera de desestabilización y crisis.
Aquellos acontecimientos se repiten en 2001 y…en 2023. La renuncia a la “reelección” del actual presidente kirchnerista fue detonada por un Golpe de Mercado que llevó, a una argentina dólar-dependiente, al premeditado aumento del valor de la divisa gringa, por ende, a la devaluación del peso argentino y pérdida de poder de compra del electorado.
En 2001 fue devaluación y fuga de capitales, en 2023 aumento del dólar blue. Este último opera en el mercado informal, ¿quién fija su precio y por qué se dispara? ¿Quiénes son los cambistas, corredores y cueveros que están detrás de la divisa del norte? Y, ¿para quién están operando?
Debemos tener en claro que, solo importa la política internacional, la local es apéndice de aquella. Brasil ha dado la espalda a los gringos, apuesta al BRICS y a una economía internacional des-dolarizada (?). El gobierno norteamericano requiere de un gobierno que confronte a Lula para evitar que el Mercosur sea arrastrado al eje ruso-chino. Argentina es la candidata para esta maniobra táctica. Forzaron la suba de la divisa gringa, ordenando el problema interno del kirchnerismo.
Segundo, en política la única teoría válida es la Política Realista. Argentina tiene 362 mil millones de dólares depositados en 90 Bancos en el extranjero, ¿qué hacer para repatriarlos y convertirlos en potencia de impulso de nuestra matriz productiva (educación, tecnología, producción)? Solo se necesita de confianza y seguridad entre el capital y el poder político. Una nueva conducción política con un Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, ¿qué significa esto?
Una reforma política. Romper con el centralismo político, que las provincias asuman su responsabilidad como estado independiente y autónomo y, junto a sus municipios, trabajen para el desarrollo de sus poblados. En definitiva, poner en funcionamiento un Sistema Federal de Gobierno, junto a políticas estratégicas de carácter regionalista proyectada hacia el Mercosur, que deberá tener una Segunda Fundación, primero organizándose con las naciones hispanohablantes para luego integrarse con Brasil y, así, abrir nuestros mercados a los bloques comerciales que se están formando en el planeta. En un nuevo mundo multipolar.
Hoy la OEA recomienda reemplazar los sistemas federales, para profundizar el régimen centralista. Por lo tanto, sabemos que el camino es el federalismo, junto a una Unidad Confederada de Estados Federales de la América Meridional.
Por último, es urgente generar una Unidad de Concepción, tender puentes que unifique un objetivo: la Comunidad Organizada, equilibrio y armonía en su debida proporción. Para ello tendremos que comprender que, si nuestro pueblo es el único heredero de una doctrina hispanoamericanista, federal y de justicia social, entonces, es el pueblo organizado quién debe ejecutarla, construir poder (de abajo hacia arriba). ¿Cómo? El sector económico -mediante la inversión privada-, el trabajador -desde las cooperativas y los gremios-, junto al poder político -Intendente y Concejo deliberante-, con un Municipio con plena autonomía y Cartas Orgánicas, individual o regionalmente, planifiquen para su desarrollo integral. Es la única forma para evitar seguir descendiendo en el infierno de Dante.
Por: Luis Gotte – La trinchera federal- Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022.