Rafael Dahl, técnico automotor de formación, empresario industrial y referente en el mundo de la minería argentina, repasó su historia en una nueva Historia Pyme con Todo Provincial RADIO y compartió una mirada crítica y realista sobre el presente de las pequeñas y medianas empresas industriales en el país. Desde perforar rocas en la cordillera hasta fabricar implantes médicos y desarrollar viviendas industrializadas, su recorrido es el reflejo de la adaptabilidad, la innovación y la convicción productiva.
Rafael Dahl recordó sus primeros pasos en el rubro minero: “Cuando fundé mi empresa a fines de los 90, decidí ponerle un nombre en inglés, Mining World, porque en ese momento las empresas extranjeras tenían más peso. Después de tanto deletrearlo, pasamos a MWSA Group para simplificar”. Aquella decisión estratégica fue el primer paso de una historia de trabajo con eje en el valor agregado nacional.
Rafael nació en la zona sur del conurbano y se formó como técnico en automotores en la escuela industrial de Lomas de Zamora. La vida lo llevó a lugares inhóspitos y extremos, donde se encontró cara a cara con las fuerzas más poderosas de la naturaleza: “A los 20 años me fui a Neuquén y empecé a trabajar con explosivos. Me entrenaron para manejar trotil, para operar sismógrafos… recorrí a pie lo que hoy es Vaca Muerta, pero hace 40 años”. Ese vínculo con la energía contenida en la roca, según él, fue lo que marcó su orientación profesional: entender cómo dominarla y convertirla en producción concreta.
La minería, para Dahl, es un proceso de múltiples etapas que va desde la prospección hasta la explotación industrial, pasando por la exploración técnica, los estudios geológicos y la evaluación económica. “La primera vez que fundé una empresa dije: vamos a hacer negocio alrededor de hacer un agujero en la piedra. Es como abrir la vereda: parece simple, pero hay muchas tareas, muchos consumos y mucho trabajo detrás. Es mirar desde otra arista”.
Ese enfoque lo llevó a perforar en todas las provincias del país, trabajar para multinacionales, y conocer realidades dispares: “Me acuerdo cuando iba a Olavarría, donde se volaban 130 mil toneladas de roca por mes para hacer cemento. Después fui a Chile y vi que eso lo hacían por día”. Aquel contraste lo empujó a seguir innovando y apostar a un modelo más competitivo.
A pesar de su fuerte vínculo con la minería, Rafael también desarrolló otras unidades de negocios en sectores estratégicos. Hoy está al frente de tres proyectos en paralelo: una mina de hierro en Mendoza en etapa de aprobación legislativa; una planta de fabricación de productos médicos, como tornillos para columna e implantes dentales; y una línea de viviendas industrializadas construidas con tecnología de automatización robótica.
Sobre este último sector, compartió un dato revelador: “Tenemos entre 60 y 100 consultas por día desde que se lanzaron los créditos del Banco Hipotecario, pero nadie cierra por la incertidumbre”. A pesar de la demanda creciente, la crisis económica, la apertura de importaciones y la falta de previsibilidad condicionan las decisiones.
En relación con el panorama general, aseguró: “Hoy hay un cambio de paradigma. La gente no tiene para arreglarse los dientes. Nosotros fabricamos el producto a bajo costo, pero cuando te sentás en el sillón del dentista se multiplica por 20 o 30 veces. Algo se va a tener que acomodar”.
También habló sobre la seguridad en las minas, destacando que los protocolos actuales son internacionales y que los accidentes, en su mayoría, se producen por fallas humanas. Aun así, recordó con crudeza el momento más difícil: “Trabajando en túneles con fortificaciones sentí un estallido de roca. Ahí tomás conciencia de que estás a kilómetros dentro de una montaña. Te agarra un miedo que no te olvidás más”.
Para cerrar, dejó una reflexión: “Trabajar con recursos naturales es placentero, porque vas a lugares inéditos. Es poner en valor algo que no tiene valor mientras esté ahí. Eso es producción. Eso es desarrollo”.
Juan Dalmau
24 abril, 2025 at 6:57 pm
Un ladri este Dal. En san Juan lo conocemos bien. Sobrevive por algunos contactos políticos y nada más.