Octava Sección

Ni polenta: la UNLP advierte que en los comedores también escacean los alimentos secos

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El Consejo Social de la UNLP presentó un informe sobre la situación de los Sitios de Distribución de Alimentos (SDA), término que hace referencia a comedores, merenderos y ollas populares de la región La Plata. Las conclusiones advierten sobre las consecuencias del corrimiento del gobierno nacional en política alimentaria.

«En todos los alimentos hay grados de insuficiencia que van desde la polenta, que es uno de los más distribuidos, es insuficiente para un 30% de los sitios de distribución de alimento pero lo que aparecen con el nivel mayor de insuficiencia son alimentos frescos, carnes y lácteos”, aseguró el director del Consejo Social, Luis Adriani.

El relevamiento arroja que de los sitios que formaban parte de la muestra sólo el 62% pudo ser encuestado, ya que la mayoría de los SDA del 38% restante dejaron de funcionar por falta de insumos y/o personal, debido a las bajas en el Potenciar Trabajo/ Nexos.

En cuanto a las edades de quienes asisten a los comedores, la encuesta se propuso también releva cambios con respecto a 2023, registrándose importantes aumentos para todos los
grupos, sobre todo niños, niñas y adolescentes de hasta 17 años (78%).

Al ser consultados por los cambios en relación con la situación que se presentaba en 2023, los referentes de los sitios relevados señalan en su mayoría (más del 50%) una disminución en cuanto a los días de atención, con un importante peso también de SDA que han tenido que recortar servicios brindados y turnos ofrecidos, dando cuenta de una disminución de estos servicios en más del 30% de los SDA.

Un importante porcentaje de merenderos, comedores y ollas populares (más del 70%) plantean como insuficiente la provisión de carnes, verduras crudas y fruta, de leche tanto en polvo como fluida y de “secos” como harina, azúcar y arroz. Los menores grados de insuficiencia lo tienen las legumbres, la polenta y la yerba, aunque en todos los casos se marcan insuficiencias del orden de entre el 30 y el 50% de los SDA.

En relación con la calidad de la comida elaborada y ofrecida, tres cuartas partes de los SDA señalan una disminución en la calidad, destacándose entre las principales razones argumentadas la disminución en la cantidad y variedad de alimentos recibidos, particularmente verduras y carnes, así como la necesidad de atender a una mayor cantidad de personas con menor cantidad de alimentos, que implica tener que diluir algunos productos o insumos más de lo recomendado.

«A partir de los datos recabados se infiere que hay un menor aporte de proteínas, vitaminas y minerales; lo cual impacta en el estado nutricional de las personas que asisten a los comedores y merenderos ya que el organismo necesita estos nutrientes para un crecimiento y desarrollo adecuados. El hierro, la vitamina A y el yodo son los micronutrientes más importantes en lo que se refiere a la salud pública a escala mundial (OMS)», advierte el informe.

Y agrega: «A nivel nacional se suman las carencias de calcio, vitamina C y vitaminas del complejo B12. El déficit de estos nutrientes ponen seriamente en riesgo la salud y el desarrollo de la población, sobre todo de los niños, niñas y las personas gestantes».

Sobre el origen de la asistencia, en la actualidad, son los organismos del Estado Provincial seguidos por ámbitos pertenecientes a las Municipalidades de la región los que sostienen, pese a las dificultades generadas por el ahogo presupuestario nacional, el envío de alimentos y de financiamiento a los SDA.

«La mención al gobierno nacional responde a aquellos sitios incluidos en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), aunque algunas encuestas también refieren al ingreso del Potenciar Trabajo», aclaró.

Y concluye: «Las políticas provinciales y municipales de atención alimentaria hacia los SDA no alcanzan a compensar el retiro en la participación que, hasta diciembre de 2023, llevaba a cabo el Estado Nacional, dados los efectos en sus presupuestos de las políticas de ajuste estructural puestas en marcha».

«Consideramos necesario que el Gobierno Nacional reconozca las consecuencias negativas de las políticas que implementa en territorios, sectores sociales y actividades económicas, y revierta la orientación de las mismas. En tanto las éstas continúen, y a los fines de enfrentar sus consecuencias en la seguridad alimentaria es indispensable avanzar en el fortalecimiento de las redes comunitarias e interinstitucionales», cierra el trabajo.

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