Docentes, trabajadores y familias de Necochea marcharon este viernes por las calles de la ciudad para repudiar la agresión que sufrió una profesora que había reprobado a una alumna de una escuela secundaria. La justicia dictó la restricción de acercamiento para que la madre y el hermano de la estudiante no puedan volver a aproximarse a la mujer que golpearon. Este viernes no hubo clases en el distrito.
El episodio de violencia del que fue víctima la profesora Morotí Arocena ocurrió el miércoles en la Escuela Secundaria Media 7, donde fue atacada por la madre y un hermano de la alumna que había desaprobado por tercera vez su examen final de la materia Política, lo que generó su repitencia.

Según consta en la denuncia, entre la madre y el hermano le arrojaron una botella con agua a la docente, la tiraron al piso, la golpearon y patearon en reiteradas ocasiones.
Ante ello, un grupo de exalumnos de la profesora que observó la situación, intervino y logró ponerla a resguardo.
La comunidad educativa, acompañada por gremios docentes, ATE y la CGT local manifestaron su repudio hoy ante ese acto de violencia con una marcha por las calles de Necochea que finalizó frente a la escuela en la avenida 58.
Este viernes, a raíz de la golpiza que recibió la docente, no hubo dictado de clases en todos sus niveles en el distrito bonaerense de Necochea.
Allí, la secretaria general de SUTEBA Necochea, Silvina Furgat, expresó: «Pedimos soluciones inmediatas a la violencia que padecen los trabajadores educativos en las aulas».
Asimismo, resaltó que solicitaron «la firma de un acuerdo paritario de prevención, erradicación, resguardo y reparación pública para los trabajadores de la educación que hayan transitado situaciones de conflicto y violencia en los colegios».
Furgat contó que el gremio tomó cartas en el asunto de inmediato y señaló que Arocena, además, se desempeña como secretaria de Derechos Humanos de la seccional necochense del gremio.

«Desde el primer minuto la estamos acompañando a la compañera y a su familia en este proceso posterior al hecho que vivió dentro de la escuela. Sabemos que lo mismo hizo la Dirección de Escuelas de la provincia y la hemos acompañado a radicar la denuncia ante la fiscalía y ante la ART«, acotó.
La sindicalista recordó que desde el gremio «rechazamos y repudiamos este y cualquier hecho de violencia dentro y fuera del ámbito educativo».
«Esta situación fue excepcional, porque no es algo que ocurre diariamente. Y más en una escuela de esta magnitud que tiene alrededor de 800 alumnos y es tan solicitada en este distrito para estudiar», añadió.
En la marcha multitudinaria participaron docentes autoconvocados, familiares, amigos y vecinos de la víctima, CGT y ATE, entre otras organizaciones gremiales y sindicales, y la comunidad educativa.
Furgat coincidió con las palabras que expresaron este mediodía en la marcha la jefa regional de educación, Ana Marincevic y la jefa distrital, Soledad Moreno: «creemos firmemente que los establecimientos educativos deben ser territorios de paz, moralidad y cobijo, donde la palabra circule previniendo los desencuentros y donde los niños y jóvenes se sientan resguardados, cuidados y respetados, al igual que los trabajadores de la educación».
El relato de la docente agredida en Necochea
La docente contó que los familiares dijeron que como ya tenían la campera comprada para el nuevo año, debía dejar que pasar. “Cómo no iba a sexto grado si tenía la campera comprada”, le dijeron los familiares, según sostuvo la víctima.
“No se había presentado en otras oportunidades. (…) En el escrito le va mal. Todo el tiempo la familia estuvo presente durante el examen. Me miraban mientras daba clases. Cuando llegué a la escuela veo a la familia. Le digo a la preceptora que pusiéramos guardia. cuando la chica no avanzaba en la prueba, pasamos a una mesa de examen oral, pero no respondía”, con presencia del director del colegio, relató Morotí Arocena.
“Cuando se notifica la alumna, empieza a decirme que no le haga eso. Cuando salgo a buscar a mis cosas, un menor me pregunta si su hermana accedió a sexto año y cuando me quiero retirar, se pone frente a mí y me arroja una botella llena de agua en la frente”, relató.
En ese momento la madre subió las escaleras y la víctima empezó a gritar, forcejearon la puerta y entraron. “Me tiran al piso de un empujón y en el suelo me empiezan a pegar patadas en las piernas. Yo no pude ver porque me puse el brazo en la cara”, señaló la docente, quien deslizó que había una tercera persona entre los agresores.
“Llegaron a mi ayuda mis ex alumnos que estaban en una clase. Me la sacan de encima porque no paraba, me tenían como un perro en el piso. Me rasguñaron toda la cabeza, en el cuero cabelludo me clavaron las uñas. Mis ex alumnos, a los cuales les agradezco de corazón, me salvaron, me sacaron a los agresores de encima, me contuvieron y me dieron todo su amor”, dijo.