Las 12 casas astrológicas nos muestran el despliegue del zodíaco en la carta natal, la interrelación entre los signos y planetas con los escenarios de esa energía astral en el aquí y ahora de la tierra.
Desde tiempos remotos, los astrólogos se dieron cuenta que había que establecer una relación entre la faja zodiacal del cielo con el movimiento de rotación terrestre y la ubicación de la persona en un lugar geográfico concreto. Los diferentes sistemas de casas astrológicas establecen correlaciones entre la persona tomada como centro de referencia con el sistema zodiacal de la franja celeste.
En la carta natal, cada casa astrológica se visualiza como una “porción de pizza” que indica los diferentes ámbitos en los que se va a manifestar el zodíaco, es decir, cada signo. Además, algunas de esas 12 casas astrológicas podrán contener en su interior planetas o puntos importantes que le darán un matiz diferente a ese escenario particular.
Por ejemplo, un ascendente o casa 1 en el signo de Capricornio dirá que la persona probablemente será muy trabajadora, que se propondrá metas en su vida y que planificará cada paso a dar hacia esa meta. Pero, si tiene un planeta como Venus en esa casa, que es la de la personalidad, seguramente será una persona más suave y agradable en el trato, y sus proyectos laborales podrán tener que ver con el arte o la estética en algún sentido. O, por ejemplo, si tuviera al planeta Urano cerca del Ascendente, su personalidad podrá ser imprevisible y rebelde, y sus emprendimientos laborales y proyectos tal vez sean más originales e inusuales.
Cada casa conforma un eje con la casa opuesta, así como los signos zodiacales conforman un eje complementario con su signo opuesto (Aries y Libra, Tauro y Escorpio, etc.).
Las 12 casas astrológicas
El Ascendente, que inicia la casa 1, tiene que ver con ese instante de encuentro con el mundo representado en el nacimiento, y del modo con el que percibimos y categorizamos nuestro entorno, como será nuestra personalidad y también nuestro aspecto físico.
Del otro lado, en el mismo eje, se encuentra el Descendente, que inicia la casa 7, la del “otro”; siempre del signo opuesto al ascendente, esta casa representa a la pareja estable, al socio, a las relaciones de uno a uno. Las casas 1 y 7 conforman el eje vincular, la integración del Yo y el Tú.
La casa 2 nos conecta con nuestros recursos y posesiones. Nuestro primer e inmediato recurso, nuestro cuerpo y sus sentidos, la propia materia; luego, nuestros recursos económicos, simbólicos y valoraciones. Del otro lado, a continuación del descendente, la casa 8 nos habla de los recursos y valores compartidos con ese otro: legados, herencias, sexualidad y también la muerte, el “otro lado” del cuerpo físico; esta casa representa la capacidad de renovar nuestros recursos, como un Ave Fénix, morir y renacer de las propias cenizas, con “nuevos” talentos, que estaban ocultos en nuestro inconsciente. Es el eje de los recursos, posesiones y valores.
Luego de haber conectado con los propios recursos y sentido del valor, la casa 3 conecta con la mente, los pensamientos y el modo de comunicar, también con el entorno inmediato y los vínculos más cercanos no elegidos, hermanos y primos, vecinos; en el polo opuesto se encuentra la casa 9, la mente superior, la educación superior, la integración de los saberes; los viajes largos (internos o externos), el extranjero, las religiones y saberes espirituales, el sistema de creencias. Es el eje de la mente, la comunicación y los traslados.
Y llegamos al otro eje importante, el de la casa 4, marcado en su inicio por el Fondo del cielo y la Casa 10, indicada en su inicio por el Mediocielo. Este eje, junto con el 1 / 7 conforman los 4 ángulos de la carta, los espacios más significativos. La casa 4 representa el espacio más íntimo de la casa, el hogar, las raíces, la familia, la madre o el padre, el mundo preexistente al nacimiento y el área donde experimentará su propia casa, su refugio. La casa 10 es el punto más elevado de la carta natal, la cima de la montaña, la llegada al lugar social elegido, la realización profesional y vocacional, la relación con el padre o la madre, los jefes y la autoridad en general. Es el eje de la intimidad y lo público.
La casa 5 es el área en que se vivencia la expresión del yo consciente, el nombre propio, ya diferenciado de la familia (casa anterior). Es la casa de la creatividad y de la autoexpresión, de los hobbies, lo placentero, el romance y los hijos. Del otro lado del eje, la casa 11 expresa el lado social por excelencia, los amigos, los grupos en los que se participa; es la identidad en comunidad en la que su expresión se vincula con los objetivos de un bien mayor al sí mismo. Es el eje de la autoexpresión y de la participación en comunidades.
La casa 6 se relaciona con las rutinas diarias, el trabajo, el cuidado de la salud, las enfermedades, el servicio que se presta a otras personas y el que otras personas nos prestan a nosotros; también es el área de las mascotas y su servicio incondicional en lo cotidiano. En el lado opuesto, la casa 12 nos conecta con el inconsciente colectivo, lo indiferenciado y lo arquetípico. Nos conecta con el servicio a desconocidos, las enfermedades crónicas y con las grandes instituciones, como hospitales, cárceles, lugares de retiro y el estado en general. Es el eje del servicio, la integración y la disolución del sí mismo en lo colectivo.
Ver en qué signo comienza cada casa es fundamental para entender cómo se manifiesta todo el zodíaco en nuestra carta natal, y por lo tanto, en nuestra vida. Tenemos todos los signos en la carta natal expresando diferentes áreas de nuestras existencias; algunos de esos signos tendrán más relevancia, tendrán más presencia, dada por los planetas y otros elementos, pero igualmente, cada signo tiene un espacio para desarrollar sus cualidades.