El CONICET impulsa la cría del pejerrey en jaulas flotantes para repoblar las lagunas bonaerenses
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Un proyecto del CONICET permite la obtención masiva y a bajo costo de ejemplares para repoblar ambientes acuáticos y su consumo o comercialización. Se trata de un método que se usa con otras especies y que los científicos adaptaron para el pejerrey en las lagunas de la región pampeana. Aseguran que se trata de un sistema de cultivo “ecológicamente sustentable” porque utiliza el alimento presente en los espejos de agua.
Se llama acuicultura ecológica y se configura como un nuevo paradigma que apunta a optimizar la reproducción de peces de manera sustentable sin impactar negativamente en los ecosistemas acuáticos. Dentro de las distintas estrategias que se enmarcan en esta línea se encuentra un proyecto impulsado por investigadores del CONICET en el Instituto de Limnología “Dr. Raúl A. Ringuelet” de La Plata (ILPLA, CONICET-UNLP, asociado a CICPBA) que promueve una técnica de cría de pejerrey en jaulas flotantes de singular interés social y productivo, ya sea porque ofrece la posibilidad de repoblar las lagunas de la región pampeana con ejemplares de la especie o por su capacidad de producirlos para su comercialización o consumo.
El proyecto nació a finales de los ’90 de la mano del investigador del CONICET y actual vicedirector del ILPLA Darío Colautti. Si bien el método de cría de peces en jaulas flotantes ya existía en otros lugares del mundo, su interés fue adaptarlo al pejerrey y a las lagunas de la provincia de Buenos Aires, en particular las de la cuenca del Salado.
“La riqueza de esos espacios en cuanto a la disponibilidad del alimento microscópico – fundamentalmente zooplancton– que consumen esos peces y la calidad del agua posibilitan desarrollar esta técnica de cultivo como alternativa para abaratar los costos de ciertas etapas del ciclo de producción respecto del cultivo tradicional en tanques en la tierra”, comenta.
“El que proponemos es un sistema de cultivo ecológicamente sustentable, es decir que no impacta de manera negativa en el ambiente porque no utilizamos alimento artificial. El animal come lo que circula en la laguna”, cuenta Javier Garcia de Souza, investigador del CONICET y parte del Laboratorio de Ecología de Peces del ILPLA, y amplía: “Como el pejerrey se nutre de zooplancton y las lagunas de la región Pampeana son muy ricas en cantidad y calidad de este alimento, significan un lugar ideal para desarrollar este método de cría”.
El proceso consiste en la instalación de unas jaulas compuestas por un marco flotante del que se cuelga una bolsa de red que va sumergida. En ella se siembran las larvas de pejerrey provistas por la Estación Hidrobiológica de Chascomús, dependiente del Ministerio de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires.
Las jaulas que diseñaron los expertos del ILPLA para desarrollar sus trabajos de campo tienen 4 metros de lado y 1 metro y medio de profundidad, y suelen alojar unas 5 mil larvas. La época ideal de siembra es la primavera, porque es donde se da el pico máximo de producción de alimento microscópico en esos espacios y cuando los animales en ese estadio más lo necesitan.
“El tiempo total de producción depende del objetivo”, explica García de Souza y agrega: “Si uno busca obtener muchos peces para sembrar el ambiente, en 3 o 4 meses se consiguen ejemplares de unos 4 o 5 centímetros que se pueden liberar. Si en cambio lo que se quiere es pejerreyes más grandes de más de 15 centímetros para la demanda de pesca, el proceso lleva de 6 a 8 meses más o menos”.
A lo largo de todo el proceso la única intervención de los investigadores tiene que ver con el seguimiento del estado de las jaulas y la renovación de las mallas, conforme al crecimiento de los ejemplares, por otras de poros más grandes que eviten que los peces se escapen pero que aseguren abastecer su demanda de alimento y su protección ante la presencia de posibles depredadores.
“Lo que hacemos es tenerlos confinados para que no se los coma otro pez y para llevar el control de cuántos sembramos y producimos. El único impacto que esto tiene sobre el ambiente es que al ser muchos peces todos juntos en un mismo espacio, debajo de éste se forma una cantidad de materia orgánica que no se generaría naturalmente. De todos modos si uno piensa en las dimensiones de las jaulas y de las lagunas, es realmente mínimo”, precisó.
Desde la óptica de los investigadores, las posibilidades de aplicación y transferencia de este método de cría son variadas y auspiciosas: “Por un lado, hemos empezado a recibir consultas de productores privados que explotan distintas lagunas de la provincia y que están interesados en ponerlo en práctica para repoblar esos espacios a partir de la demanda de pesca que tienen. También surgió el interés de algunos propietarios de campos para producir pejerreyes en lagunas artificiales. Es una buena práctica sembrar peces nativos como este caso; no son como la trucha o la carpa, que luego invaden los ambientes. Los estaríamos sembrando en lo que es su distribución natural”.
El año pasado los expertos llevaron a cabo un proyecto de extensión en el que brindaron talleres para encargados de diversos clubes de pesca a quienes les enseñaron a armar las jaulas. “Una vez que se entrena es fácil y cualquiera que tenga voluntad y acceso a los cuerpos de agua lo puede hacer. Nuestra intervención desde la ciencia en esos casos sería mediante el análisis del agua para evaluar si tiene el alimento suficiente para abastecer la demanda de los peces. Parte de este paradigma de acuicultura ecológica también está relacionado con el trabajo directo con la gente”, cierra Garcia de Souza.
Por Marcelo Gisande.
Sobre investigación: Darío Colautti. Investigador independiente. ILPLA.
Javier Garcia de Souza. Investigador asistente. ILPLA.
Este domingo 4 de agosto se realizó en la laguna La Glorieta el 10° Concurso de Pesca de Pejerrey Embarcado “Ciudad de Daireaux”. El ganador pescó un matungo de 1.155 kg y se hizo acreedor del premio mayor de un millón de pesos.
En una jornada maravillosa de sol, buena temperatura y mucha camaradería entre participantes, el clásico concurso de La Glorieta reunió más de 96 embarcaciones y un total de 285 cañas.
La expectativa era mucho y la laguna no defraudó ya que en se obtuvieron varios pejerreyes de gran porte, varios de los cuales rondaron el kilo.
El gran ganador fue Ariel Serra, pescador oriundo de Bolívar que logró capturar un impresionante pejerrey que pesó un kilo, 155 gramos y de esta manera ganó el primer premio de un millón de pesos en efectivo.
En estas diez ediciones, el concurso de pesca de pejerrey Ciudad de Daireaux se consolidó como un evento importante en la región y logró posicionar a la laguna La Glorieta como una de las opciones más atractivas del interior bonaerense.
Concurso de Pesca de Pejerrey Embarcado “Ciudad de Daireaux”: posiciones finales
1° Ariel Serra (Bolívar) 1.155 kg. 2° Roberto Bustos (Daireaux) 1.140 kg. 3° Thiago Bustos (Bolívar) 995 g. 4° Franco Pacanza (Pehuajó) 880 g. 5° Hernán López (Bolívar) 880 g. 6° Armando Brion (Henderson) 800 g. 7° Héctor Gómez 795 g. 8° Miguel Piñel (Daireaux) 770 g. 9° Alejandro Wagner (Arboledas) 725 g. 10° Martín Miqueas (Daireaux) 710 g.
El pescador Ángel Simón estaba pescando pejerrey en la desembocadura del rio Sauce Grande en Monte Hermoso y capturó una trucha arcoiris, algo asombroso para esta zona, aunque hasta hace algunas décadas se podía encontrar esta especie en Sierra de la Ventana.
«Acá estamos en la boca y pescamos una trucha arco iris, no se puede creer, impresionante», aseguró el pescador que registró la captura.
El video se viralizó en redes sociales y generó un debate sobre qué tipo de salmónido fue el capturado. También hubo críticas respecto al trato que el pescador le dio al pez al agarrarlo de las agallas.
Hace más de 100 años los ríos y arroyos de la comarca turística de Sierra de la Ventana, entre ellos el Sauce Grande, fueron elegidos por los ingleses para sembrar las primeras truchas que llegaron a nuestro país, en el marco de la construcción del ex Club Hotel.
Durante muchos años se pudo pescar truchas en Sierra de la Ventana. Sin embargo, con el paso del tiempo esta especie fue desapareciendo de las aguas del rio Sauce Grande.
La trucha arcoíris salvaje ( Oncorhynchus mykiss ) es un salmónido nativo de afluentes de aguas frías del Océano Pacífico en Asia y América del Norte. En Argentina, tres especies de salmónidos se encuentran firmemente establecidas en ríos de bajo orden y lagos de Patagonia, Cuyo y el noroeste argentino: la trucha arcoíris, la trucha marrón y la trucha de arroyo.
El salmón rey o chinook y las variedades anádromas de la trucha arcoíris y de la trucha marrón son menos abundantes y realizan migraciones entre el mar y los ríos patagónicos.
A pesar de ser muy valorada por los pescadores deportivos en nuestro país esta es una especie invasora. «Dos de las especies invasoras más peligrosas del planeta están presentes en Argentina: la trucha arcoíris y la trucha marrón. Las truchas han modificado profundamente las redes alimentarias de los ríos y los arroyos alrededor del mundo, propician la desaparición de muchas especies de sus hábitats naturales por depredación directa o por competencia por el alimento. En nuestro país, los ríos con presencia de truchas generalmente tienen una abundancia baja o nula de especies de peces nativas como el pique, el bagre otuno, el púyen y la trucha criolla», aseguró el doctor Pablo Scarabotti, especialista en ecología de peces del Instituto Nacional de Limnología (Conicet) en Santa Fe.
«Que p… no traje el copo», se escucha lamentar a Joselo mientras trae con su caña un terrible matungo hacia el bote.
Aunque el tamaño del pejerrey es sorprendente, en este espejo de agua es habitual la captura de ejemplares de gran peso. En marzo de este año, un pescador sacó un pejerrey de más de 2 kilos.
Joselo Mazza ahora capturó un pejerrey que pesó 2.500 kg en la balanza. Y eso que fue pesado unas cuantas horas después de la extracción.
En las redes varios se preguntaron si este peje marca un nuevo récord para Cochicó pero algunos memoriosos recordaron que la marca la tiene Alberto Masiero que pescó un pejerrey de 2,830 kilos.
Guaminí es un verdadero paraíso para los pescadores deportivos. Además de Cochicó, la localidad cuenta con las lagunas Del Monte y Alsina, donde también se pueden hacer muy buenas pescas, en tamaño y cantidad.