Por: psicóloga online – Lic. Marianela Santillán (M.N. 60294)
Nos referimos a dependencia emocional como un estado que se manifiesta en diferentes tipos de relaciones vinculares tales como pareja, familia, amistades. En numerosas ocasiones esta situación pueda ser transitoria pero habitualmente tiene que ver con un patrón de dependencia en general, y emocional en particular, que se observa a lo largo de la vida de quien suele depender de otro en un sentido excesivo, por ejemplo con las diferentes parejas que tiende a enlazarse.
Es importante aclarar que esta dependencia sentimental no necesariamente implica un aspecto material (como ocurriría al depender económicamente), sino que se expresa en la necesidad de vínculo afectivo y de amor. Aquellos que viven con este tipo de lazos manifiestan un gran temor a la soledad, en la cual no pueden imaginar su vida si no es junto a, por ejemplo, una pareja sentimental, a quien a menudo idolatran o idealizan.
Volviendo al ejemplo de la pareja, desde la clínica suele ser habitual encontrar que los individuos que son dependientes emocionales se relacionan con personas de carácter dominante, con tendencias posesivas y/o perfiles autoritarios. Además es llamativo que muchas veces llegan a consulta personas que sólo a partir de referir haber padecido maltrato –verbal, físico o psicológico- empiezan a repensar la relación en tanto dependencia emocional, casi como si algo de esa idealización por el cónyuge, tambaleara -levemente- a causa de esa manifestación violenta.
Sin embargo, más allá de reconocer el maltrato, en situaciones de dependencia emocional, para el padeciente resulta muy difícil lograr ese corte con dicha pareja llegando -en ocasiones límites- al punto de culparse y sentir que merece ese maltrato, o bien resignando actividades, trabajo y demás responsabilidades, por sentir que necesita tiempo extra para complacer a ese cónyuge.
Intervención terapéutica
Ante lo extremas que pueden llegar a tornarse estas relaciones, es necesario el acompañamiento terapéutico, en primer lugar para poder terminar de reconocer que hay una cuestión a trabajar, luego para recibir asistencia tanto en los momentos previos como posteriores al corte de esa relación, y fundamentalmente para entender porqué se produce -y se repite- ese esquema de dependencia emocional.
Habitualmente la cuestión no se halla en la pareja en sí, sino en algo individual en quién padece esta dependencia, muchas veces ligado a una falta de autoestima –por eso en diversos casos se asocia a la dependencia emocional con cuadros depresivos o ansiosos- y a desvalorización personal, ya sea que tengan origen en alguna situación puntual, o en algún trauma o conflicto, por ejemplo familiar.
En ese sentido, la terapia analítica acompañará el proceso de cada sujeto, que implica conocer algo de la propia historia, y trabajar a partir de eso, ya no desde el punto de vista de la culpa sino de la responsabilidad para, de alguna manera, lograr cortar con ese círculo de repetición de actos, para poder pasar a la palabra y a una nueva posición en tanto sujetos.