La noticia del embarazo siempre llega ligada al universo completo de los bebés. ¿Tenés todo? Suele ser una pregunta que le hacen a los padres, sobre todo si son primerizos. Muchos empiezan con entusiasmo el armado de la habitación del niño por nacer y en ese momento comienzan a pensar en los muebles que serán parte de ese espacio tan especial.
Las opciones son múltiples y la mejor elección siempre depende de cada familia y del espacio disponible. Muchas veces, los padres toman decisiones en base a comentarios de familiares y amigos pero con el tiempo se dan cuenta que había alternativas que se amoldaban más a su realidad y sus necesidades.
Una de las decisiones que se deben tomar pasa por la elección de la cuna. Sin dudas, una de las opciones más prácticas es la cuna funcional, un mueble que acompañará al bebé en varias etapas de su crecimiento y que también tiene la capacidad de transformarse en una cama definitiva para el niño.
Aunque la cama funcional fue inventada hace muchos años, los fabricantes se esmeran cada vez más para ofrecer variaciones novedosas y creativas, en cuanto al diseño, colores y las funciones de los compartimentos que la convierten en un mueble integral.
En línea general, la cuna funcional es un mueble del tamaño de una cama de una plaza. Durante la primera etapa en la que es utilizada como cuna con barandas porque el niño es pequeño, el resto de la cama está ocupada por compartimentos que funcionan como cajonera y baulera, espacios muy prácticos para guardar la infinidad de elementos que componen el universo bebé.
Estos cubos también pueden ofrecer un lugar óptimo para cambiar al bebé con comodidad, sin necesidad de que los padres tengan que agacharse hasta la altura mínima de una cama. Por su capacidad de adaptarse a las distintas etapas del niño, la cama funcional, además de resultar muy práctica, permite un importante ahorro ya que contiene varios muebles que de otro modo deben ser comprados por separados.
En general, la cuna funcional suele ser utilizada como cuna hasta las 4 o 5 años del niño y luego comienza a ser usada como cama de una plaza, mueble que, si es de buena calidad, lo podrá acompañar por el resto de su estadía en la casa de sus padres.
La cuna funcional se puede convertir en cama con sólo quitar los barrotes y los cubos que anteriormente estaban ubicados sobre la cama. Esos cubos ahora quedarán uno como mesa de luz; y el otro, para guardar juguetes, por ejemplo.
En cuanto a los colchones, durante su utilización como cuna es necesario uno de 1.40 metros por 80 0 90 centímetros que luego será reemplazado por un colchón de una plaza como cualquier otro. Muchos fabricantes incluyen el primer colchón en el precio final de la cuna funcional.
La cuna funcional también puede ser parte de un juego de camas cuchetas o, incluso, contener una cama nido debajo. Otras también son construidas al nivel del suelo, estilo Montessori, para permitir al niño moverse libremente y de forma segura.