El diario de la familia Balcedo volvió a salir a la calle este martes y desde el sindicato de Canillitas La Plata piden que el Estado intervenga en la normalización del sistema de distribución. “Esto no le hace bien a nadie y precariza la actividad”, señaló Carlos Palacios titular del gremio quien apuntó además contra el diario El Día: “Para nosotros sus vendedores son tan ilegales como los del diario Hoy”, dijo
El matutino de los Balcedo hoy envuelto en un escándalo tras la detención de uno de sus propietarios en Uruguay acusado de los delitos de lavado de activos y asociación ilícita, aún deja mucha tela para cortar sobre los mecanismos empleados para sobrevivir en el mercado mediático por más de 20 años.
En esta oportunidad, son los agremiados a Canillitas, los que piden que la justicia y el ministerio de Trabajo “investiguen y normalicen” el sistema de distribución empleado por el diario Hoy en este tiempo, ya que al momento la actividad se desarrolla totalmente en negro y a la vista de todos.
“No queremos que el diario cierre, pedimos que entre en la estructura de la venta de diarios y revistas”, sostuvo en este sentido Carlos Palacios, titular del Sindicato de Canillitas La Plata en diálogo con Todo Provincial.
Al momento cabe reseñar que el Hoy, con una tirada que oscila entre los 20 mil y los 30 mil ejemplares diarios, es prácticamente el único medio que se mantiene fuera de este sistema en la región capital, con distribución gratuita en diferentes puntos.
La ruptura con el sistema legal de distribución se produjo a principios de 1997, tres años después de su fundación. En aquel momento todos los diarios mantenían el valor de un peso. Los que venían de Buenos Aires con suplementos tenían entonces una recarga de 10 centavos.
“Para romper con la hegemonía del diario El Día, Balcedo bajó el precio a 30 centavos. El Día al poco tiempo sacó El Plata, y bajó el Día a la mitad. Osea que ya de movida produjo la precarización de todo el sistema de ventas con la baja de los precios”, completó Palacios.
De esta forma el diario Hoy se preparaba para ingresar al mercado y competir con el centenario diario El Día, de Raúl Kraiselburd, antiguo amigo y socio comercial e ideológico de Antonio Balcedo, según afirmó David Barresi, un periodista que pasó por la redacción de calle 32 en los primeros años del diario.
Balcedo, venía del sindicalismo, como fundador del SOEME y allegado a la Federación de Sindicatos Municipales AGEPBA, dos pilares económicos muy importantes para el nuevo emprendimiento en el que además escaseaba la publicidad privada. En lo discursivo, Balcedo que provenía del peronismo de base en los ‘70, se apoyó en la doctrina peronista ortodoxa para apuntar su diatriba contra el entonces gobierno de Carlos Menem, de corte neoliberal.
En esa sintonía se mantuvo los primeros años el único diario en papel que pudo hacerle frente al gigante de diagonal 80 sin morir en el intento, con el objetivo claro y manifiesto de lucrar e influir. Para esto fue desde sus columnas contra la clase política y los dirigentes de turno, pero dados los recursos que empleaba, rápidamente el diario se ganó el mote de “herramienta de extorsión”.
Con este mecanismo, y argumentando no poder poner su propio material en los escaparates, Antonio Balcedo se salió del sistema de distribución registrado y creó la cooperativa Redcoop. Para comercializar el matutino por su cuenta adquirió una flota de vehículos en una reconocida concesionaria platense, que nunca terminó de pagar y devolviendo los reclamos con varias tapas de injuria contra su propietario. Inauguró así un método basado en la campaña de desprestigio que llevó a los Balcedo al menos en dos oportunidades a la justicia, tal el caso de las firmas Credil e Italcar, que se vieron afectadas por querer “salirse del diario”.
Mientras tanto desde su tribuna Balcedo y su esposa, Myriam Renée, continuaban con ensalzados discursos contra el neoliberalismo y la precarización laboral, pero hacia adentro seguían al pie de la letra la receta, y fueron varias las denuncias por pago fuera del convenio y maltrato laboral que recibieron, aunque todas infructuosas hasta el momento.
El negreo histórico no alcanzó solamente al plantel de trabajadores de prensa y administrativos, sino que se extendió a los repartidores y vendedores del diario, primero a través de Redcoop, y luego, cuando el Ministerio de Trabajo intervino a fines de 1994 y obligó a los propietarios a volver al viejo método de distribución, a través de la sociedad “Emisiones Platenses”, que les permitió continuar con la distribución ilegal por esa vía con total impunidad.
“Para nosotros es preocupante porque no le hace bien a nadie, menos al sistema de venta de diarios y revistas que está pasando por una crisis muy profunda”, remarcó por su parte Palacios quien anticipó que el sindicato, adherido a la Cositmecos, recurrirá a la justicia y al Ministerio de Trabajo en un nuevo intento por normalizar la actividad.
En tanto apuntó también contra el diario El Día, aún en manos de Kraiselburd, ya que los canillitas volcados a la calle para competir con el Hoy, también se encuentran fuera del convenio que rige la actividad: “Dicen que los tienen bajo el convenio de empleados de Comercio, pero la venta de diarios y revistas es una actividad que está regulada, registrada, el que vende diarios y revistas tiene que tributar como tal no como empleados de comercio, así que para nosotros son tan ilegales como los del diario Hoy. Y eso se lo planteamos constantemente al dueño del diario El Día”, manifestó.
“La última campaña fue muy agresiva”
El reclamo fue reiterado también a Marcelo Balcedo, quien había retomado las riendas del diario en el último tiempo, pero los resultados fueron infructuosos, con promesas de reuniones que nunca se dieron. En este sentido Palacios expresó que la gota que rebalsó el vaso fue la última campaña de difusión emprendida por el diario:
“Fue a fines del año pasado. Pusieron a sus vendedores por poco debajo de los escaparates a regalar lo que el canilla registrado vendía”. “Le pedí una reunión a Balcedo, porque no quería que llegue a mayores, y que en definitiva era una pelea entre pobres”.
“Es terrible que esto suceda en la capital de la Provincia y por eso queremos que el Ministerio de Trabajo intervenga y regule la distribución”, concluyó.