Aunque el concurso del dragado del Canal Magdalena ya está abierto, el pliego de licitación contiene condiciones que podrían provocar que la misma termine desierta. La demora del proceso hacen crecer las sospechas respecto a la firmeza de la decisión política de avanzar con esta obra estratégica que permitiría tener una salida al mar sin intervención extranjera.
«Las condiciones particulares tienen contradicciones. Es una licitacion reservada para empresas nacionales, algo que en principio es positivo pero exige capital mínimo que ninguna de las posibles oferentes cumple», advirtió a Todo Provincial un especialista en la materia.
Según trascendió, al menos dos empresas mostraron interés en hacer una oferta por lo que elevaron una serie de preguntas para poder postularse. Otra cuestión no subsanada en el pliego es el mecanismo de ajuste por la inflación.
El 20 de abril, el presidente Alberto Fernández anunció el llamado a licitación del dragado del Canal Magdalena durante un acto realizado en el Puerto La Plata.
«Otro punto que no cierra es que en el pliego han estirado el tiempo de la obra artificialmente. La han obligado a hacer en 28 meses cuando podría hacerse en un año«, plantearon a este portal y remarcó: «Por lo pronto hay más de un oferente. Estan haciendo preguntas y no se deben demorar las respuestas».
La apertura de sobres está pautada para el próximo 31 julio. La demora del gobierno nacional en todo el proceso, dejó la licitación de la obra más importante del país para los días previos a las elecciones. En caso de triunfar la oposición se da por descontado que el proyecto del Canal Magdalena volverá a ser cajoneado.
«Todos sabemos que dentro del gobierno hay sectores que empujan contra esta obra y eso explica las idas y vueltas«, señalaron y agregaron: «Son los mismos que impulsaron el decreto 949 que pretendía licitar el Río Paraná. Por suerte pudimos detenerlos aunque quedó en manos de la AGP, un organismo intervneido hace 40 años y manejado por las multinacionales de los puertos de Buenos Aires y Montevideo».
En caso de concretarse la obra, el Canal Magdalena permitirá la conexión directa del Mar Argentino con los principal ruta fluvial del país, cauce de salida del 80% de la exportación nacional. Actualmente, los barcos que ingresan o egresan de la Vía Navegable Troncal (mal llamada Hidrovía) están obligados a hacerlo por aguas uruguayas, en la rada del Puerto de Montevideo.
“El Canal Magdalena permite resolver un problema central, hoy nuestra república está partida. Si un barco carga en un puerto del Río Paraná o el Río Uruguay y se propone dirigirse a otro puerto argentino como el de Bahía Blanca actualmente la única forma que tiene para hacerlo es desviarse hacia Montevideo, salir de la jurisdicción nacional, pedir autorización a Prefectura de un país extranjero y recién después volver a nuestras aguas”, planteó Axel Kicillof en el acto en el Puerto La Plata y sentenció: “Está partida nuestra soberanía”.
En una primera etapa se licitará el relevamiento y el dragado hasta los 36 pies, y cuando ésta comience, será el turno del balizamiento. La selección del contratista para el mantenimiento del canal quedará para el próximo gobierno.
Está obra estratégica promete darle un gran impulso a la industria naval argentina y también a los puertos de la Provincia de Buenos Aires y el sur del país. Además puede ser el primer paso para recuperar una flota de bandera que antes de los 90 llegó a ser la quinta en importancia en todo el mundo.
Durante el anuncio de la licitación, el presidente Alberto Fernández reconoció las diferencias internas respecto a este tema y aseguró: “Durante estos años fui muy asediado por el tema Canal Magdalena y muchos creían que no tenía interés. Pero había que buscar las condiciones después del país que me dejó Macri, la pandemia y la guerra. Ahora estamos pudiendo hacerlo”.
Sin embargo, ahora lo que asedia es el cronograma electoral y la posibilidad de que un resultado favorable para la oposición signifique un golpe definitivo para el proyecto ya que el macrismo mantiene una postura explícita en contra de la obra.