Por: @marianogandini                                                                                                                                                            

Dicen que los futbolistas siempre responden con el “cassette puesto”, por eso me propuse desmitificarlo, o por lo menos, intentar romper con ese lema, un poco absurdo para la época de las redes sociales en la que estamos inmersos. Así fue que en la ciudad de Carlos Casares, nos tomamos unos mates con el volante de Agropecuario, Andrés Alderete y su mujer, Gisela, quienes me contaron todo lo que significa llegar a un club en crecimiento y a una ciudad de 23.000 habitantes. ¡No te la pierdas, está cargada de anécdotas!

Es la casa de mi hermano Emiliano y su mujer Daiana, amigos de Andrés y Gisela, producto de que sus niños tienen la misma edad. Intentamos llevar adelante una jugosa y atractiva nota periodística, mientras los pequeños saltaban, pataleaban y gritaban. Igualmente algo salió.

Daiana hace la picada y nos ceba mates. Emiliano, con el fuego prendido cocina pollos a pedido del jugador y unas entrañas para su mujer; pone en silencio el partido de Gimnasia (club del cual se considera simpatizante) vs Independiente (ambas camisetas fueron defendidas por el entrevistado). Los niños corren, mientras Gisela los arrea hacia la pieza para poder comenzar con el relato… Todo lo demás es “Sin Cassette”, créanmelo:

M.G: ¿Cómo fue tu llegada a Agropecuario de Carlos Casares?
Andrés: La llegada a Agropecuario fue rara, porque yo venía de 3 años en Ferro, mi objetivo era seguir en el club porque estaba cómodo, la familia ya se había instalado y la idea era terminar ahí. Faltando dos fechas para terminar el campeonato recibo un llamado del Chaucha Bianco (actual DT de Agropecuario) diciéndome que me quería en Agropecuario; a los dos o tres días me llama el propio Bernardo (Grobocopatel, presidente y dueño del Sojero) y me vuelve a insistir con que querían que venga. Les conté la situación contractual, que tenía que esperar finalizar el contrato con Ferro pero que la propuesta estaba buena. Así que me dijo «en una semana volvemos a hablar» y de esta manera fue que se dieron las cosas.
Para eso el Chaucha me había contado que Carlos Casares era una ciudad muy tranquila, con 23 mil habitantes, que el club estaba en construcción y que tenía un futuro muy próspero por delante. Siempre me remarcaba que era una ciudad apacible.

Lo que sí me hacía ruido era la familia,  mi mujer, los chicos, porque el más grande el año que viene comienza primer grado y eso implica muchas cosas, muchos cambios, que por más que son chicos se siente eso y muchas veces cambia hasta su estado de ánimo, pero la verdad que se adaptaron muy bien y estamos re contentos.

M.G: ¿Cómo te imaginabas al Club, que información tenías y cuáles eran los pre conceptos sobre Agropecuario?
Andrés: No me lo había ideado en mi cabeza, sí me imaginaba un club en crecimiento; como me lo había anticipado el técnico y también lo había charlado con Edu Casais que lo conocía porque habíamos sido compañeros anteriormente.
Me encontré con un club que está en crecimiento, que ha crecido muchísimo en 6 meses desde que llegué, pero tiene mucho por crecer en detalles, en la cancha, en la ropa, ahora está terminando de hacer el estadio; cualquier club que ves del Nacional B o B metropolitana, ya tienen sus estadios, sus estructuras, tienen su entorno preparado. Agropecuario se encontró quemando etapas en poco tiempo y creciendo a medida que va subiendo de categoría. Hoy se encuentra en el Nacional B, adaptándose a la categoría.
La verdad que Bernardo por ser único dueño y que maneja todo, lo ha hecho muy bien, porque se ha crecido mucho, en cuanto a la cancha, vestuario, material, le está dando al club un nivel muy bueno.

M.G: ¿Cómo deportista de alto rendimiento, sienten la diferencia entre un club en crecimiento o un club ya armado? ¿Les dificulta a la hora de prepararse físicamente?
Andrés: No creo que nos dificulte, creo que depende de cómo lo toma cada uno. Si lo tomas negativamente, y decís, che nos falta tal cosa o tal otra, gastas energía en eso y perdés el tiempo. Porque pensemos en otros clubes y todos tienen una comisión directiva, entonces tienen un respaldo, acompañamiento, otras opiniones, otras ideas, y cuentan con un predio armado. En cambio Agropecuario es Bernardo sólo, también está María su mujer que está muy presente, y las demás personas que lo acompañan, pero él es el que lleva sólo las riendas adelante.
Hay veces que pretendes tener un mejor vestuario, pero él se va dando cuenta y lo hace, y todos los días va poniendo algo que considera que nos hace falta, y nos va acomodando, y está haciendo cosas para que estemos cada vez más cómodos y podamos seguir creciendo.

M.G: Bernardo es una persona que está muy en los detalles, más allá del manejo macro del Club, parece ser un presidente muy presente…
Andrés: Sí, hay algo que yo nunca vi en los demás clubes que es al propio presidente todos los días en el predio, en el club. Acá sí. Bernardo vive para el club. Es un apasionado, está todos los días y todos los días mira como entrenamos, que nos falta y busca siempre ir mejorando. El tiene una idea fija y un objetivo en la cabeza y va a hacer todo por conseguirlo; ¿cómo?, con todos estos detalles, yendo a la cancha, preguntando, mirando, viendo, ayudando desde su lugar. Lo ves al loco y parece incansable. El año pasado viajamos a Mendoza 1000 km y él estaba allá, dos días antes, y vio que las instalaciones donde íbamos estén en condiciones, preparó el hotel y revisó menú, los actualizó. Después fue a Corrientes. Nosotros no lo sabíamos, pero él nos había dicho que iba a todas las canchas y así es, está en todos lados, y lo seguiremos viendo porque es un convencido que hay que estar y ayudar, y vos lo ves que no tiene ningún problema en subirse a la camioneta y hacer 1000 kilómetros para acompañar.

M.G: Con tu experiencia en la elite del fútbol argentino y como deportista del alto rendimiento ¿cuál sería tu consejo para un juvenil que sueña con llegar a primera o a ser un deportista de alto rendimiento?
Andrés: Le diría que si quiere ser futbolista o cualquier otro deporte de alto rendimiento que tenga el objetivo fijo, seguramente le vayan a pasar muchas cosas, desprolijidades, obstáculos, en cuanto a la carrera, pero si él tiene el objetivo fijo por delante, que trabaje, que se esfuerce, que nunca baje los brazos, que se cuide, que sea profesional, que elija los momentos de cuando disfrutar y tomarse una cerveza y que sepa cuando tiene que cuidarse, esforzarse y dar el 100%, eso es lo que lo va a llevar a cumplir su objetivo.

M.G: ¿Qué considerás que fue el Plus que tuvo Andrés Alderete para convertirse en un deportista de alto rendimiento?
Andrés: Personalmente ser cabeza dura, perseverante, saber que el camino se ponía difícil pero mi objetivo era uno, era claro, y yo sabía que lo iba a conseguir.
Arranque en Santa Fé en un club, iba con amigo de mi hermano, iba a entrenar, me gustaba, lo disfrutaba y entrenaba, pero cuando me tocó la posibilidad de venir a Buenos Aires, ahí fue cuando me di cuenta que yo quería ser jugador de fútbol y vivir de esto.

EL ROL DE LA MUJER DE UN DEPORTISTA DE ALTO RENDIMIENTO

M.G: ¿Cuál es el rol de la mujer de un deportista en la vida y la carrera? ¿Cómo se hace para tomar decisiones?
Gisela: En primer lugar a nosotros nos llevó mucho tiempo tomar la decisión de ser padres, porque después tenés que andar viajando y moviéndote de un lado para el otro con los chicos, porque hemos visto a un montón de compañeros con sus chicos, teniendo que cambiarlos de colegio y de ciudad a mitad de año, cambiarle todos los hábitos, los amigos, los maestros, no es nada fácil.
Y con todo el amor que le tengo a mi marido, yo se que él es uno más de los 90 millones de jugadores que hay. Eso no nos permite movernos con niñeras, con los autos, las gente, y todo lo que quizás se ve en la tele con jugadores europeos como la mujer de Icardi, Wanda Nara, o la de Messi, Antonella Rocusso. Tenemos que hacerlo todo nosotros y en muchas oportunidades yo sola porque él no está.

Tenemos otra realidad, donde nos encontramos con la rutina de la semana y con la de los fines de semana. Cuando la gente descansa yo estoy adentro de una cancha, cuidando a mis hijos, tratando de ver qué pasa en el partido, observando que los chicos no se lastimen. No tenemos una persona que nos cuide a los chicos y nosotros pata para arriba nos olvidamos. Nos pasa al 90% de los jugadores normales, y por eso tomás un montón de decisiones importantes, no me veía a los 23 años con dos nenes recorriendo ciudades cada 6 meses, por eso preferimos esperar y después de haber cumplido los 30, estando más maduros empezar a tener a nuestros hijos.
No reniego de lo que él hace, ni de lo que es, al contrario, lo apoyé siempre y lo vamos a seguir apoyando con los tres nenes, pero la realidad es que siempre evaluamos a dónde vamos, qué equipos son, cómo son las hinchadas.
Andrés se ha bajado de un avión y encontró el auto con todas las gomas pinchadas y la verdad que eso no está bueno, y nosotros que ya tenemos chicos tenemos que tenerlo en cuenta.

M.G: ¿Cuál es el rol de la mujer desde lo personal, por qué me imagino que tenes que dejar todos tus proyectos y apetencias personales para acompañarlo a él?
Gisela: Me estás diciendo que soy una super frustrada (risas). Obviamente que una tiene que tomar la decisión y es una elección. A mí me encanta el arte. Igualmente yo estudiaba profesorado de educación física y no pude terminarlo porque el último año cursaba en capital, en Núñez; vivíamos en La Plata y encima después salió lo de Israel, que estuvimos problemas con los pasaportes, nos deportaron, fueron varios meses caóticos. Todo se me hizo cuesta arriba y no pude terminar la carrera.
A mí me gusta mucho el arte, me gusta hacer teatro. Pero la realidad es que se hace muy difícil con los chicos y en pareja con un deportista así, es muy complejo. Gracias a dios puedo ir a hacer un poco de deporte que es lo que me da la terapia semanal.

M.G: Andrés jugó en varios equipos y vivieron en diferentes ciudades… ¿Qué fue lo que encontraron cuando llegaron a Carlos Casares?
Gisela: Primero que Andrés siempre me decía que todos le advertían que era un pueblo, que era chiquito, que no había nada. Me venía preparando. Yo soy porteña, hiperactiva. Si tengo que subir los nenes e ir al supermercado voy, si tengo que ir de una punta a la otra, no tengo historia. Me muevo. Y él como que siempre me bajaba «mirá que es un pueblo».
Encima a mitad del año pasado tuvimos la suerte de acceder a nuestra casa propia, así que imaginate, yo no quería moverme, lo único que pretendía era estar en mi casa nueva, disfrutarla, estuvimos muchos años esperando para lograrla y la verdad que no me quería mover.

M.G: ¿Cuando llega una propuesta vos la analizás junto con él o la decisión la toma Andrés sólo?
Gisela: Hay algo que tenemos pactado desde hace mucho tiempo es que yo no opino sobre el equipo que él decide jugar, porque él es el deportista, el que tiene que entrenar y el que tiene que jugar. Entonces en eso yo no me meto. En eso acato, para otras cosas tengo mucha personalidad, pero en esa no digo nada. Llegado el momento, la propuesta de Agropecuario fue la que más le gustó y bueno, dijimos vamos al pueblo (Entre risas y cara de interrogante).
Volviendo a la pregunta anterior, yo creí que los días se me iban a hacer interminables y nada que ver, acá la gente sale todo el día, hay peñas todos los días, es súper alegre y es súper solidaria.
Nos pasó que los primeros meses no podíamos encontrar casas deshabitadas y fuimos a vivir al hotel, porque también hay demanda de casas para los futbolistas y yo no quería quedarme en Buenos Aires porque los nenes extrañan mucho al padre, él es muy presente, está poco pero hace la diferencia cuando está, entonces decidimos venirnos a vivir al hotel por unos meses hasta liberar las casas.

Lo loco era que él estaba concentrando ahí, entonces para que los nenes no lo vieran a la noche, porque se le iban a querer ir a la pieza, teníamos que irnos a la plaza a las 11.30 de la noche para no cruzarlo cuando iban a cenar. Pero bueno, lo lindo también es que podía estar con los chicos en una plaza a las 10 de la noche, algo impensado en Buenos Aires.
Me encontré con una ciudad que se puede caminar tranquilo por la calle, Baltasar es el más grande y cuando fuimos a capital para las fiestas, no veía la hora de volverse a Carlos Casares, porque el camina media cuadra más adelante que yo acá, y allá es imposible que pase eso, porque yo no los suelto ni un metro.

M.G: ¿Qué tipo de educación te encontraste? ¿Cuál fue el recibimiento por parte de los docentes para con tus hijos?
Gisela: La escuela hermosa, las docentes un amor todas, la verdad que se re ocuparon de los nenes, Baltasar llegó a tres meses de terminar el año, lo incorporaron re bien. Me encontré con gente súper solidaria, tuvimos un inconveniente con la ropa un fin de semana largo mientras vivíamos en el hotel, y varias mamás me escribieron para ofrecerme sus casas para llevar la ropa y lavar todo. Mucha solidaridad por parte de las mamás. Hasta la mujer de Bernardo me llamó para ponerse a disposición un día que los nenes hacían un campamento y nos ofreció colchones, bolsa de dormir; siendo la esposa del presidente sin ningún compromiso, sin embargo, se pone en nuestro lugar sabiendo que somos de afuera y que estamos solas, sin abuela, sin tía, sin nada.

M.G: ¿A vos Andrés como te recibieron los casarenses tanto desde lo deportivo como en lo social?
Andrés: Me recibieron muy bien, muy servicial, muy solidarios, me ha tocado llevar ropa al lavadero y la misma gente, haciendo una semana que estaba en la ciudad, nos decía si necesitas algo venite a casa, golpeame la puerta para lo que necesites. Esa misma gente fue la que me consiguió casa, porque fueron los que se pusieron a averiguar por su propia cuenta que casa estaba deshabitada y terminamos consiguiéndola.
Me encontré con gente súper buena que te invita a comer asado, me hacen pollo para cuidarme (risas y complicidad con Emiliano, su amigo el asador), encontramos esa tranquilidad de familia que no lo había tenido en otro lugar.

M.G: ¿Te había pasado algo similar?
Andrés: No la verdad que no. Cuando estuve en San Juan fue algo parecido, pero es una ciudad mucho más grande, con sus inseguridades. Encima tuvimos la mala experiencia que nos entraron a robar en casa. Así que no, como en Casares nunca. En Buenos Aires tenemos nuestros amigos, nuestros familiares, nuestro círculo pero no se puede andar tranquilo en la calle por la inseguridad; algo que acá si se logra porque hay una paz y una tranquilidad que es impagable.
Nos ha pasado que hemos ido caminando en la calle y mi hijo me ha preguntado, ¿papá estamos caminando en la calle? y nosotros le explicamos que acá se vive de otra manera y se disfrutan otras cosas, que no está bien que caminemos en la calle, pero que la tranquilidad de este tipo de ciudades te lo permiten.

M.G: ¿Cuáles son las cosas positivas y negativas de Agropecuario por las cuales le aconsejarías a un jugador que vaya o deje de ir?
Andrés: Las positivas porque Agropecuario es un club que está en crecimiento y tiene un futuro enorme por delante, es una apuesta muy buena. Que es una ciudad muy tranquila, segura, con gente amable y solidaria. Si tienen hijos chicos le hablaría maravillas de la educación y del jardín.
En cuanto a lo negativo, depende de dónde viene, si está acostumbrado a salir a comer a súper restaurantes, al shopping acá no lo van a tener, pero van a ganar en otro montón de cosas en cuanto a la familia y los hijos que no lo vas a encontrar en ningún lado.
Hoy con lo que nos toca vivir como familia y a mí desde lo personal no tengo muchas cosas negativas para contar, al contrario, haría hincapié en todo lo bueno.

M.G: ¿Cuál sería el objetivo de ambos para el 2018?
Andrés y Gisela: Sin pensarlo, salir campeón y llevar a Agropecuario y a todo Carlos Casares a la primera división del fútbol argentino. Sería una felicidad enorme para toda nuestra familia y para todo Carlos Casares.-